Más diálogo y preguntas: ¿Qué hacer para que el aprendizaje sea significativo?

Motivación y diálogo son dos piezas fundamentales para que un aprendizaje sea significativo y para que la educación transcienda de las aulas. El desafío es articular contenidos con experiencias propias y ajenas de quienes aprenden: en otras palabras, ponerles en contacto con la vida.

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Para que un aprendizaje sea significativo debe despertar interés, curiosidad y deseo de transformar experiencias y conocimientos en nuevas ideas, proyectos, preguntas, que apelen al contexto de cada estudiante. Aprendemos cuando nos sentimos parte de algo; y a “ese algo” se llega mediante la motivación y el diálogo.

La pandemia nos ha enseñado que la educación debe trascender las aulas de la escuela. Se fomentan aprendizajes significativos cuando se cuestiona el entorno, cuando hablamos más del barrio en que habitamos, cuando logramos emocionarnos con una obra de teatro virtual, con una canción o con una visita guiada al museo. La educación no es solo la escuela.

Por eso, en este tiempo de pandemia, fuera de las aulas, se puede también avanzar en casa, si se logra fomentar una crianza positiva basada en el diálogo, la exploración y la capacidad de hacer que niños, niños y jóvenes se sientan parte de algo, más allá de pasar horas frente a un celular o un videojuego, para “quitárselos de encima”.

La profesora y consultora en Educación Mónica Martínez lo resume en una frase que dice así: “Llevar los estudiantes al mundo y traer el mundo a los estudiantes, para que vincular la vida real se vuelva algo natural en los procesos de aprendizaje”.

Vínculo

Enseñar Matemáticas, por ejemplo, no puede consistir en simplemente recetar fórmulas o tablas de multiplicar para memorizar y aprobar un examen. En nuestro diario vivir, los números son más que necesarios y es preciso fomentar esa importancia desde la niñez. Que niños, niñas y jóvenes comprendan que razonamiento matemático no es una materia para asustarlos en un examen, sino que es una herramienta para sobrevivir.

El aprendizaje significativo es aquel que no ofrece todo resuelto, sino que aporta preguntas, nuevos caminos y “esa chispa” para querer investigar más.

Uno de los mayores exponentes del aprendizaje significativo,  David Ausubel, define que el rol del docente debe ser el de “profesor reflexivo”: capaz de reflexionar sobre sus modos de hacer en el aula para facilitar el aprendizaje de sus alumnos. El docente averigua lo que el alumno ya sabe y enseña a partir de esto. Conecta los nuevos conocimientos con los conceptos previos y llama a la acción.

La educación del siglo XXI no está para contenidos inertes ni para memorizar materia para una prueba. Se necesita educar para una ciudadanía más pensante, que no se crea todo lo que le cuentan en redes sociales, que sea capaz de cuestionar, que tenga memoria en su escogencia de líderes políticos, gente que lea, que escriba bien, que razone, que use el sentido común y que no espere que todo se lo resuelva una computadora ni que crea que la vida se resume en crear videítos para ser “famoso o famosa”.

El aprendizaje significativo es aquel que conecta los pies con la tierra, sin limitarnos las posibilidades de soñar con un mundo más humano, libre, con más y mejores oportunidades.

El ejercicio de crear aprendizajes significativos debe ser colectivo y no ocurre solo en la escuela. Implica más diálogo en casa, más contacto con el entorno en que se habita, con el contexto y con las artes. El aprendizaje es significativo cuando es capaz de ponernos en contacto con la vida, para así plantearnos nuevas preguntas y trazar posibles soluciones, haciendo uso del bien más preciado que tiene la humanidad: la razón.

Cuénteme su opinión sobre este tema o de cualquier otra situación educativa que le ocupe o preocupe, al correo barrantes.ceciliano@gmail.com