Cuidar a la Patria desde las aulas

En la celebración de estos 200 años de Independencia, conviene preguntarse qué se está haciendo en las aulas para cuidar nuestra democracia, para cultivar empatía entre los estudiantes, conocer la Historia costarricense y forjar nuevos liderazgos para el siglo XXI.

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Con el “apagón educativo” que enfrenta Costa Rica, desde hace cuatro años, urge revisar qué se está haciendo en las aulas para cuidar nuestros valores democráticos, incentivar la empatía entre niñas, niños y jóvenes, conocer la Historia costarricense y, a la vez, forjar nuevos liderazgos para el siglo XXI.

En mi experiencia laboral durante los últimos cinco años, he visto en las aulas que niñas y niños suelen asociar el concepto de liderazgo a la persona que “da órdenes” y les avergüenza levantar su mano cuando se consulta quiénes se autoperciben como líderes en su escuela, familia o comunidad.

Ese escenario es propicio para cuestionar qué estamos haciendo desde las aulas de primaria para fomentar nuevos liderazgos y para cultivar desde la infancia el amor por la Patria, por nuestra democracia y por los valores que sostienen a este país. Para dar ese paso, hace falta más diálogo en las aulas sobre estos temas y menos memorización de fechas y personajes que con el tiempo se olvidan.

Para que la Historia costarricense cobre relevancia entre niñas, niños y jóvenes tiene que generarse un sentido de pertenencia, mediante el diálogo, el juego y la capacidad de encontrarse con esos personajes e historias que han labrado 200 años de vida independiente.

Cuando ese encuentro con la Historia ocurre desde el juego, el placer y el disfrute, es más sencillo contar con las herramientas necesarias para cuestionar el pasado y el presente. Solo quienes cuestionan, desde una mirada crítica su Historia y sus personajes, pueden generar acciones para corregir errores y trazar mejores rutas para el país.

¿Qué implica?

Cuidar a la Patria desde las aulas implica enseñar sobre el valor de nuestras instituciones democráticas, educar en contra de las noticias falsas que tanto abundan en nuestras redes sociales, enseñar el valor del esfuerzo y no premiar la cultura del mediocre, del “pobrecitico” ni la astucia de quienes buscan atajos y hacen trampas para conseguir sus resultados.

Cuidar a la Patria desde la aulas implica cultivar empatía desde la niñez y sentido de pertenencia con las comunidades, ¿quién puede hacer algo por su país cuando ni tan siquiera se siente parte de la comunidad en que habita?

Educar en empatía va más allá de ponerse en el lugar de los demás. Implica analizar las

consecuencias sobre los propios actos y asumir responsabilidades. Las redes sociales y los actos insensatos de algunos frente a la pandemia son vitrina de nuestras carencias en este tema.

El reporte titulado ¿Qué se espera que aprendan los estudiantes de América Latina y el Caribe? (2020) puntualiza que la fraternidad, la empatía, la felicidad y el conocimiento del mundo son ejes temáticos ausentes en más de la mitad de los países de la región, incluida Costa Rica. “Este hallazgo preocupa dado que estos temas ayudan a abordar uno de los principales desafíos de la globalización, acentuado por la pandemia: cómo vivir juntos”, enfatiza el informe.

Si se quiere cambiar el mundo, hay que empezar por las aulas y desde la niñez. En palabras del coordinador de este análisis regional de la UNESCO, Carlos Henríquez, “la escuela es uno de los principales agentes socializadores, por eso se deben garantizar oportunidades en el currículo de desarrollar conductas integradoras, como reconocer la diversidad, adquirir valores como la empatía y la fraternidad, y conocer los problemas mundiales”.

La escuela es un ente vivo y como tal, debe ser capaz de adaptarse a los tiempos que le rodean y crear las condiciones necesarias para romper prácticas nocivas que flaco favor le hacen a nuestras democracias. La empatía urge más en tiempos convulsos.

En estos 200 años de vida independiente, es preciso revisar qué de la “ciudadanía planetaria” de la que habla el Ministerio de Educación en sus currículos realmente está llegando a las aulas de forma oportuna y eficiente.

Cuidar a la Patria desde las aulas implica reconocer nuestros errores con humildad para cambiar de ruta sobre qué se enseña, cómo se enseña y para qué se enseña. No se quiere una educación con eslogan bonito sino niñas, niños y jóvenes que crezcan amando a su país y con la mirada puesta en convertirse en agentes de cambio de sus propias comunidades.

Nunca es tarde para cambiar la ruta y comenzar una mejor lección para cuidar a la Patria.