¿Cómo construir vínculos en la escuela virtual?

En el hogar y en la escuela no hay un construcción cotidiana sobre qué ocurre en Internet. Quitar el tabú del mundo virtual y conversar más sobre el significado de ciudadanía digital es fundamental para construir vínculos positivos y evitar riesgos en la escuela digital.

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El hecho de que un niño juegue con un celular y navegue por Internet no implica que tenga las competencias necesarias para moverse en el mundo digital. Las herramientas reflexivas son imprescindibles para entender que esa “nube” o “espacio virtual” no es un entorno imaginario, sino que es real y conlleva responsabilidades sobre lo que se dice y se hace ahí.

Más allá de preocuparse por si el estudiante enciende o no la cámara en una clase virtual, hay que ocuparse en preguntar más sobre a qué tipo de contenidos acceden, qué reacciones les provocan y cómo se puede despertar el pensamiento crítico de la infancia para construir vínculos positivos a partir de las escuelas virtuales y en estrecha comunicación con los hogares.

En palabras de la profesora Dolores Freitas, coordinadora pedagógica en Escuela de Maestros de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, “la virtualidad reconstruye el modo de vincularnos. El hecho de que (los estudiantes) antes estuvieran presencialmente en el aula, no quería decir que realmente estaban enganchados con lo que ocurría en el salón de clase, igual se dormían o no querían hablar. En la virtualidad,  hay preguntar por el sentir del otro. El edificio está cerrado, la escuela no”, afirmó Freitas en un conversatorio organizado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) Argentina.

La escuela es un ente vivo y como tal, debe ser capaz de adaptarse a los contextos que le rodean, de crear las condiciones necesarias para que los estudiantes quieran aprender y de romper moldes anticuados, no adecuados a las necesidades de quienes asisten hoy a las aulas. Comprender conceptos como la importancia de la privacidad, identidad digital responsable, seguridad e imagen digital resulta imprescindible en la era digital y la escuela debe ser capaz de generar conversación sobre estos temas.

Enseñar en el mundo virtual no consiste en poner un video de Youtube y hacer una clase con juegos y aplicaciones, sino en propiciar los espacios para conversar desde el lenguaje de la empatía y de la construcción colectiva de saberes.

Según Lucía Fainboim, de la organización Faro Digital, niñas, niños y personas jóvenes se ven expuestos a problemas como el grooming (una práctica de acoso y abuso sexual) y ciberbullying. El riesgo más grande es que solo 7 de cada 100 niños acuden a un docente o a un adulto cuando se ven expuestos a un problema en Internet.

“En los juegos de moda (Fornite, por ejemplo), niñas y niños juegan sí o sí con otros usuarios y siempre están expuestos a extraños. Hay que quitarle el tabú a Internet y conversar sobre lo que ocurre en Internet, sin juzgamientos, sino a modo charla sobre los usos y prácticas que ocurren en línea y así prevenir riesgos como el ciberbullying y el gromming en las personas menores de edad”, explicó Fainbom.

El verbo aprender es el resultado de hacer y de pensar sobre eso que se hace. Observemos a la escuela no como un objeto en vitrina al que asisten alumnos y profesores, sino como un ente dinámico, del cual todos formamos parte y somos capaces de incidir en su transformación, haciendo del diálogo una herramienta base para construir vínculos desde la virtualidad y ocupados en ser vigilante de la salud física y emocional de quienes están detrás de las pantallas.

Cuénteme su opinión sobre este tema a mi correo barrantes.ceciliano@gmail.com.