Un caballito del diablo nace entre bromelias

Con este reporte, se contabilizan dos especies cuyas larvas son capaces de vivir en el agua que acumulan estas plantas. Científico de la OET estudia su hábitat.

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Cuando llueve, el agua se acumula entre las hojas de bromelias o piñuelas que yacen en el bosque.

En el orden Odonata , que consta de unas 6.000 especies, existen libélulas y caballitos del diablo que utilizan esas plantas que acumulan agua en sus hojas como hábitat.

Ese es el caso de un caballito del diablo, perteneciente al género Erythrodiplax y la familia Libellulidae , que se descubrió en la Estación Biológica La Selva, que pertenece a la Organización para Estudios Tropicales (OET), ubicada en Sarapiquí.

Esta es una especie nueva, aún sin nombre, que constituye el primer reporte para Costa Rica y Centroamérica.

Anterior a este hallazgo, solo se conocía una especie de caballito del diablo capaz de vivir en el agua de las bromelias. Se trata del Erythrodiplax bromeliicola que es propio de Cuba y Jamaica.

A la vuelta de casa. En el camino entre su casa y el comedor de la estación, el investigador Carlos de la Rosa observó una piel de larva que colgaba en un tronco caído que poseía piñuelas.

Esa piel –o exuvia– pendía de la parte inferior de las hojas de una bromelia. “Me dije: ‘Eso es un caballito del diablo, ¿qué hace en una piñuela?’ Entonces me dispuse a investigar”, relató.

Recolectó la negra piel y monitoreó el lugar hasta que un día vio a otro caballito del diablo salir de su pupa. “Empieza a salir y poco a poco expande sus alas. En 15 minutos ya está afuera”, comentó De la Rosa quien registró fotográficamente este proceso.

Al final, recolectó el ejemplar y envió las fotografías a dos especialistas para su identificación.

Hace 10 años, el investigador David Wagner había recolectado un ejemplar de esta especie, el cual envió a un especialista para que lo identificara; pero el trabajo quedó incompleto a falta de mayores datos.

“Ahora tenemos todos los estadíos (etapas) de vida, tenemos machos y hembras y sabemos cuál es su hábitat”, comentó De la Rosa, quien es ecólogo.

Sin embargo, la historia de este caballito del diablo no acaba con su descripción y nombre.

Con ayuda de un estudiante, De la Rosa se dio a la tarea de conocer su hábitat: si la bromelia fuera un edificio de apartamentos, el investigador está averiguando quienes son sus inquilinos, aparte de observar cuáles características (adaptaciones) poseen para poder vivir allí.

“Lo más bonito de esta historia es que aún tenemos tantas cosas por descubrir, solo basta ver la vida con ojos frescos”, recalcó De la Rosa.