José María Tijerino, ministro de Seguridad, justificó ayer la decisión de retirar a los policías costarricenses de la ribera del limítrofe río San Juan, en isla Calero, luego de denunciar que militares nicaragüenses entraron por allí a suelo nacional.
El jerarca sostuvo que no podía arriesgar innecesariamente a policías frente a un ejército, en vista de que el militarismo recurre a la “fuerza bruta” para alcanzar sus objetivos.
Según Tijerino, existía la posibilidad de que oficiales costarricenses fueran capturados o muertos. Citó, como ejemplo, la muerte de dos policías en el sector fronterizo de Crucitas (San Carlos), en la década de los 80.
Un contingente de la Fuerza Pública tomó la isla Calero el 22 de octubre para comprobar el lanzamiento de sedimentos a un humedal y luego se retiró.
El Ministro sostuvo que esa misión estaba cumplida pues se realizó una inspección judicial y se izó la bandera costarricense.
Esa vez, la Policía observó en la otra ribera del río la barcaza encargada de realizar el dragado del río que, aparentemente, lanzó los sedimentos a Costa Rica. En esta había soldados nicaragüenses y solo uno les hizo “gestos obscenos”.
En caso de haber dejado a los policías, agregó Tijerino, “los habrían aplastado”. Además, la tradición del país es recurrir al pacifismo y a la diplomacia.