Productores de Cartago usan hongos para el control de plagas

Proyecto abriría ‘nicho’ internacional de productos que no dañen capa de ozono

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Un grupo de cinco hongos llegaron a desplazar el uso de químicos como el bromuro de metilo (agente fumigante de suelos) en los cultivos de Llano Grande de Cartago.

Los hongos cumplen la función de controlar las plagas y enfermedades en diferentes cultivos, como las fresas, las flores y las papas. Su diferencia en el mercado es que, al aplicar estos productos en los cultivos, no dañan la capa de ozono ni la salud de los seres humanos.

El proyecto es una iniciativa de la Asociación de Productores Agrícolas (Aproflor) que viene en desarrollo desde el 2007, con un proceso de producción de los hongos que dura alrededor de 15 días.

El proceso. La biotecnóloga Marta Monge es la encargada de dar el asesoramiento técnico a los productores. Como primer paso, ella extrae muestras de los cultivos para determinar qué tipo de enfermedades afectan las plantaciones.

Posterior al diagnóstico, Monge desarrolla un proceso en el que primero obtiene la cepa del hongo, para luego pasarlo a unas botellas con arroz para su crecimiento; luego inyecta el contenido en bolsas de producción, y estas se llevan finalmente a cuartos de crecimiento con calor.

“Todo el proceso lleva un plazo de 15 días, es un proceso riguroso, en el que las bolsas no se pueden mezclar con ninguna otra sustancia”, explicó Monge.

Actualmente, los productores utilizan alrededor de seis kilos de producto por cada hectárea. Las bolsas con hongos se colocan en estañones con agua, que el agricultor posteriormente utiliza para fumigar y eliminar hongos, bacterias o insectos en los cultivos.

Beneficios de mercado. Este sistema de control de plagas podría abrir un lugar internacional de productos “amigables” con la capa de ozono y darnos varios años de ventaja frente a Estados Unidos, que es menos competitivo en este tipo de prácticas agrícolas.

“Ahora, lo que sigue es ecocompetitividad , que significa ver cómo ese esfuerzo de campo lo llevamos a la apertura de nuevos mercados, mejora de precios y reconocimiento de los productores en el ámbito internacional”, dijo René Castro, Ministro de Ambiente y Energía.

En favor del ozono. La preferencia por el control biológico de plagas en agricultura en vez del uso de bromuro de metilo como pesticida, es una de las acciones con las que el país está contribuyendo a disminuir las sustancias que degradan la capa de ozono.

Esos esfuerzos por proteger la capa de ozono fueron premiados este mes por la Secretaría del Ozono del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ya que Costa Rica no solo ha cumplido con las metas, sino también con los plazos establecidos por el Protocolo de Montreal, tratado internacional suscrito en 1987 y vigente desde 1989.