Se calcula que en el 2018 el bono demográfico que tiene el país dejará de ser favorable.
Se entiende por bono demográfico una relación entre personas activas y personas dependientes (como los niños y adultos mayores) en una población.
En este momento, en el caso costarricense, esa relación es favorable dado que hay suficientes jóvenes para la cantidad de personas dependientes. Sin embargo, conforme esos jóvenes van envejeciendo, esa cantidad de personas se irá trasladando a la población dependiente; es decir, se tendría muy pocos activos atendiendo a los inactivos. Entonces, el equilibrio del bono demográfico se perderá.
Así lo manifestó Patricia Salgado, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en la presentación del Informe Estado de la Población Mundial 2011 .
¿Por qué el país debería preocuparse por el bono demográfico? Porque si las personas activas no producen suficientes ingresos para mantener a sus familias, entonces se tendrá una población empobrecida y una serie de problemas sociales asociados, como delincuencia e inseguridad ciudadana.
“Por esa razón, requerimos invertir en jóvenes para que cuando se inserten a la economía, lo hagan de una manera productiva y ganen bien. De lo contrario, si van a depender de que el Estado les ayude, no vamos a tener capacidad de atender a los adultos mayores, a los adultos intermedios y a los niños”, declaró Salgado.
En este sentido, la inversión deberá enfocarse en oportunidades de educación, dar mayores oportunidades de empleo y mejorar las condiciones de salud.
”Es muy distinto tener una pareja joven que tiene una educación y consigue un trabajo, se casan y tienen sus hijos a los 28 o 30 años, a tener una pareja joven que quedaron embarazados a los 15 años, se casaron a los 16, a los 18 tuvieron su segundo hijo, no fueron al colegio, tienen un trabajo precario con ingresos insuficientes y, aparte, van a tener que atender tanto a los niños como a los adultos mayores”, enfatizó Salgado.
De los 7.000 millones de habitantes, 1.800 millones son jóvenes entre 10 y 24 años de edad. Según UNFPA, millones de adolescentes no cuentan con acceso a educación sexual y a métodos para prevenir embarazos y enfermedades de transmisión sexual.