Pacto en el PAC

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Un pacto entre dos precandidatos cuyo apoyo electoral conjunto no sale del margen de error de las encuestas, decidió la integración del Comité Ejecutivo y la Comisión Política del Partido Acción Ciudadana (PAC). El resultado es una dramática demostración del divorcio entre la dirigencia y la base electoral de la agrupación.

Las tendencias coaligadas controlan la Asamblea Nacional, integrada por un puñado de dirigentes afines. Con eso mandan, sin importar su escasa influencia sobre el electorado. El fenómeno es producto de la inmadurez del PAC, una agrupación incapaz, a lo largo de su historia, de desarrollar estructuras partidarias y despejar nebulosas ideológicas.

Concluida la última campaña presidencial, el fundador y líder histórico Ottón Solís anunció la intención de no volver a postularse y viajó a los Estados Unidos para impartir lecciones en una prestigiosa universidad. Cuando regresó al país, el partido ya no era suyo. Un grupo de dirigentes aprovechó su ausencia y la debilidad organizacional para adueñarse de la estructura desde el nivel distrital.

Si no hay estructura para resistirlo, el secuestro es cosa fácil. Un reducido grupo de militantes basta para decidir las asambleas distritales, de donde salen las cantonales, las provinciales y, por último, la nacional. Así se explica la ubicación de don Ottón detrás del mecate, la incapacidad de sus partidarios para hacerse representar en los órganos formales de dirección y el ostracismo de la tendencia de Epsy Campbell, única precandidata con presencia en las encuestas.

Así se explican las quejas de la tendencia fundacional sobre los extravíos ideológicos de quienes hoy gobiernan el partido y la decisiva influencia de dos precandidatos cuyo apoyo entre los simpatizantes del PAC no pudo ser registrado en febrero por la encuesta de Unimer pues se acerca demasiado a cero.

Cuando se considera el total de la muestra del sondeo, el apoyo a los dos precandidatos, imbatibles en la Asamblea Nacional, suma un punto, aportado por el diputado Juan Carlos Mendoza. El respaldo de Luis Guillermo Solís, su contraparte en el acuerdo interno, tampoco pudo ser detectado entre la generalidad de los electores.

El problema para Campbell, cuyo respaldo alcanza el 22% entre los simpatizantes del PAC, es que la modalidad de la convención para elegir al candidato presidencial la definirá la misma Asamblea Nacional. Por razones obvias, ella pretende una votación abierta, pero sus rivales mandan y solo podrán complacerla a costas de entregarle una oportunidad dorada para derrotarlos y, quizá, abrirle a la corriente fundacional las puertas para recuperar la conducción del partido.