¿Milagro o ciencia?

Algunas explicaciones de por qué el niño holandés Ruben van Assouw fue el único sobreviviente del percance aéreo ocurrido en Libia. Un Airbus A330 se accidentó al aterrizar y cobró la vida de 103 personas, incluidos los padres y hermanos del pequeño.

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¿Un milagro? De los 104 pasajeros del avión Airbus A330 de la aerolínea libia Al Afriqayia accidentado en Trípoli, solo uno se salvó: el niño holandés Ruben van Assouw. Pero lo que a veces parece un fenómeno inexplicable, para la ciencia y la estadística puede tener algunas razones de ser.

Así, el hecho de que Ruben, de 9 años y nacido en Tilburg, al sur de los Países Bajos, haya perdido a sus padres y hermano y ahora sea el único que pueda contar lo ocurrido, puede que no sea producto del mero azar. Al menos 70, de las 103 víctimas mortales del Airbus A330 eran de nacionalidad holandesa.

En este sentido, según datos de la agencia de control del tráfico aéreo en Europa, Eurocontrol, cuando hay supervivientes en un desastre aéreo, suele tratarse de menores de edad. ¿Por qué?

Para encontrar una explicación con un mínimo sustento científico, es preciso remontarse en el tiempo y, sobre todo, hay que desempolvar las hemerotecas o acudir a los buscadores de Internet, donde se hallarán unas respuestas algo más tangibles que la del fenómeno sobrenatural.

Las estadísticas de Eurocontrol apuntan que desde 1970, en las mayores tragedias de la aviación comercial, de 15 supervivientes, ocho han sido niños.

Por ejemplo, en el grave accidente de Detroit, en 1987, fallecieron 149 pasajeros, y solo se salvó un niño de cuatro años.

En otro desastre aéreo registrado en Colombia en 1995, de los casi 50 pasajeros que iban a bordo del aparato siniestrado, salvó su vida un niño de 9 años, con solo un brazo quebrado y algunas contusiones leves.

Otra fecha clave fue 1997. En un grave accidente registrado en Vietnam, al estrellarse el aparato cuando iba a aterrizar, perdieron la vida 59 personas y solo se salvó un bebé de 12 meses.

Según explica Benno Baksteen, experto holandés en accidentes aéreos, citado por la televisora de ese país NOS , “es un milagro que alguien sobreviva a una catástrofe aérea, pero si alguien se salva, esos suelen ser los niños”.

“Los niños tienen una masa corporal menor. Es tan sencillo como que si un adulto y un niño se caen de una escalera, a la misma altura, el adulto sufrirá heridas más graves: si eres más liviano, y ocupas menos espacio, tienes más posibilidades de sobrevivir”, explica.

Para Baksteen, el hecho de que Ruben haya permanecido en su asiento fue determinante para salvar su vida. “Si no hubiese permanecido allí, habría muerto también. Debido a su menor masa corporal en el momento del descenso violento del aparato, experimentó menor presión sobre el cuerpo”, asegura.

Esa fuerza, según los expertos, es la misma que se experimenta al bajar o subir en un ascensor de manera muy veloz, o, en mucha mayor intensidad, la que experimenta, por ejemplo, el piloto de un avión de combate o un astronauta en el momento del ascenso del cohete (fuerza de aceleración, “G”).

La misma situación que ha vivido Ruben, al que hoy, de manera unánime, la prensa holandesa e internacional califica de “héroe”, fue la que pasó Juliane Kopcke, de 17 años, cuando el avión en el que viajaba entró en una fuerte zona de tormenta en 1971 e hizo una caída en picada, cuando volaba por encima de la selva amazónica de Perú.

Gracias a que tenía el cinturón de seguridad abrochado, y que su masa corporal era menor que la de un adulto, logró sobrevivir. Ni su madre ni el resto de los 97 ocupantes pudieron contarlo.

Mención aparte merece el caso de la niña de 13 años Bahia Bakari, la única superviviente de la tragedia aérea de un aparato de Yemenia Airlines, accidentado en el 2009. El avión en el cual viajaba se estrelló en el océano Índico, en aguas de las islas Comores. Ella fue la única que sobrevivó, los otros 152 ocupantes del avión perecieron.

Según los expertos, hay algunos consejos útiles, y basados en el sentido común, para incrementar las posibilidades de sobrevivir a un accidente aéreo: sentarse cerca de la salida de emergencia, leer cuidadosamente las instrucciones de seguridad, no tomar alcohol para no disminuir los reflejos, y mantener el cinturón de seguridad abrochado durante todo el vuelo.