Lanzamiento de penales lleva a futbolistas a punto máximo de estrés

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Penales y estrés: una dupla cuya vinculación nadie discute, máxime cuando de estos tiros depende la definición de un partido de fútbol importante, la clasificación a un torneo o la obtención o no de un campeonato.

El tema de cuánto estrés generan las tandas de penales a los futbolistas ha sido objeto de sesudas investigaciones.

Una de ellas, titulada “Kicks from the penalty mark in soccer: The roles of stress, skill, and fatigue for kick outcomes” y elaborada por cuatro autores europeos, sostiene que en los torneos internacionales, el lanzamiento de penales para definir al equipo ganador de un encuentro es uno de los eventos más dramáticos y de mayor carga psicológica para los jugadores.

Sin embargo, añade que el desempeño de los futbolistas que lanzan los penales no solo se relaciona con aspectos psicológicos (el modo en que lidian con la tensión extrema), sino con la habilidad (técnicas para patear), la condición física (resistencia tras 120 minutos de juego) y la suerte.

Tras acuñar una serie de estadísticas, llegaron a interesantes conclusiones. Por ejemplo, que el futbolista logra hacer gol en el 92% de los casos en que sigue habiendo empate y el gol pondría a su equipo a la delantera, pero tal margen de acierto baja a 60% cuando fallar el penal implica la derrota del equipo. Otro estudio (Jordet, Hartman & Sigmundstad, 2009) y un informe denominado “Ten Psychological Tips for Better Penalty Kicks” , sostienen que aquellos jugadores que tardan más para patear una vez que el árbitro pita, tienen mejor desempeño. Se dice que quienes se apuran para lanzar quizá están tratando de huir del estrés que les genera ese momento.

Es curioso que cuando es el réferi quien se tarda en pitar, disminuyen las posibilidades de acierto del futbolista. El centrocampista británico Steven Gerrard, del Liverpool F.C., describe en su autobiografía su penal fallido contra Portugal en el Mundial Alemania 2006: “Yo estaba listo. Pero Elizondo (el árbitro) no. ¡Suene ese pito, carajo!, le gritaba en mis adentros. Y esos segundos de agonía me robaron el gol”.

Finalmente, el estudio subraya la importancia de que, una vez hecha la hazaña del gol, su autor exprese abiertamente su júbilo, pues esto anima a sus compañeros y reviste de coraje a quienes siguen, al tiempo que les genera más presión a los rivales.