Jóvenes ninis vagan entre falta de oportunidades y desinterés

Algunos pasan horas buscando opciones de trabajo con su currículo

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El despertador no sonó en la mañana. Salió de las cobijas a la hora que pudo, y llegar temprano al trabajo o a tomar el bus para ir al colegio o a la universidad, nunca estuvo entre los planes del día.

Su rutina forma parte del estilo de vida de los ninis: jóvenes que ni estudian ni trabajan. Unos adoran esa opción de vivir y a otros les frustra ver cerrada cada puerta que tocan en busca de una oportunidad.

En Costa Rica, esta población la componen un total de 201.870 jóvenes de 12 a 24 años, que representan un 19% de ese grupo etario, según el Censo 2011.

“No estudio ni trabajo. Tengo un grado técnico, pero estoy en la casa sin hacer nada. He pensado ir a la universidad, pero tengo que ayudar con trabajos ocasionales a la casa. Uno busca, le piden experiencia y después viene la frustración”, expresó Carlos Figueroa, de 20 años, vecino de San Ramón de Alajuela.

De acuerdo con la investigadora del Programa Estado de la Nación, Antonella Mazzei, un 8,6% de la población nini no estudia ni trabaja, un 1,6% son desempleados, un 4,7% asiste a cursos (educación informal) y un 4,5% son mujeres con responsabilidades.

Este último grupo es el más vulnerable, puesto que la mayoría de estas mujeres llevan un hijo en brazos y tiene bajos niveles de escolaridad. La incidencia de este grupo se duplica en zonas rurales, como en Los Chiles de Alajuela.

Dos mundos. La línea que separa a los ninis los divide en dos subgrupos: aquellos que pasan en la computadora y en ferias de empleo buscando opciones, y quienes, seducidos por el televisor, los juegos y el ocio, viven sin preocuparse por estudiar o trabajar.

En ambos grupos, la expulsión del sistema educativo es un factor de peso. El fracaso escolar, la falta de recursos para asistir a clases y el desinterés por las clases dejan pupitres vacíos y dan boleto a los jóvenes para entrar en la categoría de los ninis.

“Estamos desarrollando herramientas para bajar el fracaso escolar. Matemática es la materia en la que más fracasan los estudiantes. Por eso hacemos un cambio en los programas con el fin de que los muchachos permanezcan en las aulas”, manifestó el ministro de Educación, Leonardo Garnier.

El desinterés por el sistema educativo también se suma a un mundo que, con los libros fuera, genera empleos mal remunerados y, además, frustración.

“Mi hermana no terminó el colegio y no tiene estrés para hacerlo. No tiene preocupaciones ni le falta nada. No hay que juzgarlos, pero estos jóvenes son víctimas de un sistema que no les exige”, expresó José Alcázar, profesor universitario y familiar de una joven nini.