Insectos al ajillo

La eventual crisis en la producción de carne ha hecho que empiecen a considerarse los insectos como posibles fuentes de proteína en la dieta humana.

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Lo que hasta ahora podría parecer una rareza, es posible que dentro de algunos años –y no pocos, conste– se convierta en una costumbre gastronómica de todos los días, incluso en el rebelde Occidente: comer insectos.

La Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas, (FAO por sus siglas en inglés), perteneciente a la red de la ONU, hizo público el interés de promover el consumo de insectos, informa un artículo de BBC Mundo.

Las justificaciones van más allá de los gustos gastronómicos. Tienen que ver con el crecimiento de la población mundial y, como consecuencia, de la crisis ambiental que generaría la elevación en el consumo de carne.

“Producir un kilo de carne de vaca requiere 13 kilos de hierba o materia verde. Un kilo de carne de un grillo, un escarabajo o una langosta simplemente necesita 1,5 o 2 kilos de forraje y produce una fracción de las emisiones de dióxido de carbono”, explica el entomólogo y consultor de la FAO Arnol van Huis, de la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos.

“Lo bueno con los insectos es que no solo que requieren menos comida para ser criados, sino que no necesitan comer tanto para sobrevivir. Y son una fuente extraordinaria de proteínas y vitaminas”, agrega Van Huis.

¿Se animaría a probar grillos cubiertos con chocolate?