La reubicación de viviendas empieza a preocupar a los vecinos del Triángulo de Solidaridad, en el cantón de Goicoechea.
Mientras papeles y reuniones gubernamentales van y vienen, algunos inquilinos del precario están a favor del proyecto y otros que se oponen con recelo.
“Las dudas son las que más afectan. Los que están en contra son aquellos que tienen negocios como cuarterías, por las que cobran hasta ¢60.000 mensuales”, dijo Ana Martínez, vecina y líder en esa comunidad.
Ante la posibilidad de cambiar el escenario de latas por torres en condominio, la ilusión se apodera de familias que quieren alejarse del hacinamiento y contaminación que afectan el asentamiento informal.