El triunfo del equilibrio

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Probablemente no soy la más indicada para “catequizar” en torno a este asunto, pero está claro que hacer pausas es indispensable si queremos 1) ser exitosos y 2) sobrevivir. La experiencia se ha encargado de demostrar que los “trabajohólicos” no son tan buenos para una empresa como alguna vez se creyó. Mejor es un funcionario que sepa jerarquizar sus deberes y respete la voz interna que le avisa cuándo debe darse un recreo.

A fin de cuentas, no es otra cosa que el triunfo del equilibrio sobre los excesos, que –se sabe hace mucho rato– nunca han sido buenos. Sin embargo, vivir de acuerdo con esta verdad que hasta parece de Perogrullo, es cada vez más complicado con las ataduras que nos lanza la tecnología.

Herramientas como la computadora y las plataformas móviles, hechas para facilitar la vida de quienes las utilizan, terminan convirtiéndose en grilletes que absorben todo el tiempo y el espacio de sus dueños.

Nuestro artículo de portada le pone nombre a la situación descrita: “tecnoestrés”, y menciona una serie de situaciones que lo producen y lo exacerban.

Otros reportajes se refieren a hechos más curiosos y hasta divertidos. Ojalá puedan leer el titulado “Los hijos (famosos) de YouTube”, que Arturo Pardo escribió después de entrevistar a tres singulares artistas que están causando furor, a juzgar por el número de vistas que tienen sus videos en ese sitio.

De veras que nuestra capacidad de asombro nunca se acaba.