El error de un arquero dio a Limón el aire que requería

Caribeños superaron un mal primer tiempo y atacaron a fondo en el segundo para vencer

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Limón. De veras, la confianza rompe el saco. El aire de suficiencia de un arquero echó a perder lo que parecía un buen planteamiento.

Orlando de León manipulaba con criterio los hilos del juego. A la altura del minuto 51, Carmelita ganaba por la mínima (gol de Daniel Jiménez, al 8’) y mantenía a distancia a Limón. Claro, tras una desgastante inversión de sudor y oxígeno.

Pero bastó un craso error del guardameta Marco Madrigal para que la hasta entonces bien escalonada zona represiva carmela se desdibujara en un dos por tres.

Y en cuestión de tres minutos, del 52 al 55, las fieras del Caribe reinventaron el fuego e incendiaron la red por los resquicios en los que machacaban desde hacía rato.

Limón 2, Carmelita 1; el marcador de un lindo partido, arduamente disputado. Hubo un tiempo para cada cual y virtudes y errores para repartir entre los contendientes.

¡Qué buen espectáculo! La sagacidad del viejo ojo de tigre generaba réditos en la primera etapa.

De León contaba para ello con la sapiencia de sus piezas más reconocidas. En la zaga, el colmillo de Darío Delgado y de Carlos Castro se complementaba con la entrega de Ignacio Quesada. En la mitad del terreno, Miguel Marín y Bryan López tejían con precisión. Y adelante, un Mario Camacho inclaudicable las peleaba de todas, ¡todas!

Por eso nos pareció justa la ventaja parcial de los carmelos al finalizar el primer periodo.

Error, oxígeno y ¡tromba! Minuto 50. Al arquero carmelo Marco Madrigal le dio por salir con balón al pie, al estilo del legendario Hugo Gatti, exguardavallas argentino.

Los rivales lo presionaron, lo obligaron a botar el balón por la lateral. De inmediato, Miguel Marín sacó el balón de la raya. ¡Pero ya la tromba se había desatado!

Limón volcó las cifras en un santiamén, merced a la ventaja que concedió el buen arquero Madrigal, porque tiene grandes condiciones, a pesar de su doloroso traspié.

A este factor se sumó la falta de oxígeno que ya evidenciaban los alajuelenses. A pesar del innegable esfuerzo que ponían en la cancha, hombres como Castro y Camacho se volvían lentos y erráticos.

Entre tanto, a pocos metros del ojo de tigre, Luis Fernando Fallas, técnico local, insistía en mantener y proyectar sus bloques entre la zaga, medio campo y delantera.

La estrategia caribeña era evidente. La táctica ordenaba ir “¡a por ellos!”, como diría un español.

No obstante, las permutas que operó De León revivieron algunas opciones ante el marco de Erick Samudio. Infructuosas, a la postre.

Dos a uno. Limón endereza el rumbo en este Invierno, mientras Carmelita sufre una caída que, a decir verdad, no desmerece, para nada, el fervor que puso ayer.