Dolor y libre elección

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EditoraTiene

Tremenda contradicción que mientras algunos tiemblan hasta el desmayo ante la amenaza de una inyección, otros someten sus cuerpos a intervenciones que conjugan el dolor con el riesgo. Y lo hacen por simple gusto.

Sí, hablo de esas personas que inevitablemente nos hacen volver la cabeza cuando vamos por la calle. A mí, al menos.

Lóbulos de orejas agrandados por la fuerza y completamente desfigurados. Cicatrices con diseños particularmente caprichosos. Quemaduras que dejaron su rastro en forma de corazón, de asterisco, de flecha, de signo de paz y amor...

Atrás quedaron los tiempos en que un inocente tatuaje o un pequeño piercing eran motivo de escándalo. Etapa superada.

Hoy, las modificaciones corporales parecen estar ganando terreno en Costa Rica.

Arturo Pardo entró en el universo mental de quienes eligen perforarse, quemar su piel o colgarse con ganchos cual corte de carne en el mercado. ¿Por qué lo hacen? ¿Qué los motiva a exponerse de tal forma al dolor? ¿Por qué quieren producir transformaciones –algunas de ellas irreversibles– en su fisonomía?

También consultó con médicos y funcionarios del Ministerio de Salud para averiguar sobre posibles riesgos y regulaciones vigentes, y visitó diversos locales para descubrir que solo en algunos se ofrece tan amplia gama de “servicios” a los clientes.

Este domingo, los invito a tratar de entender el fenómeno.