En un pequeño pueblo de la isla de Sumatra, vive Turinah, una anciana indonesia que asegura haber nacido en 1853; es decir, hace 157 años.
Su figura menuda saltó a los periódicos y la televisión durante el censo realizado en Indonesia, semanas atrás.
Los funcionarios responsables de hacer la medición, “descubrieron” a la anciana, quien asegura tener 157 años, según anunció un responsable de la Oficina de Estadísticas de ese país, el lunes anterior.
Los agentes del censo consideran probable que Turinah pueda haber nacido en 1853, como les dijo en mayo.
Hasta ahora, el único ser humano conocido que ha vivido más de 120 años es la francesa Jeanne Calment, quien murió en 1997, a los 122 años de edad.
“No hay documentos auténticos para probar su edad, pero con base en sus declaraciones y tomando en cuenta la edad de su hija adoptiva, que tiene 108 años, es difícil dudar de ello”, declaró a la agencia AFP Jonny Sardjono, funcionario de los servicios del censo.
Turinah sigue activa en la casa donde vive y ha fumado cigarrillos de clavo toda su vida.
“Pese a su edad, conserva una excelente memoria, tiene buena vista y no presenta problemas de audición. Habla holandés casi corrientemente”, agregó el responsable de la oficina de censos.
Indonesia fue una colonia holandesa durante varios siglos, antes de la guerra de 1939-1945, a lo que siguió la independencia.
No es posible
El director del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología, Fernando Morales Martínez, está seguro de que la edad que dice tener esta viejita es resultado de un problema registral, pues fisiológicamente –sostiene– es imposible que un ser humano llegue a vivir tanto. Es común, añadió Morales, que en países como en el que vive Turinah, las personas hereden por generaciones el mismo nombre. Esto es lo que provocaría las confusiones registrales.
“El gran problema son los registros. Es lo que pasaba en sitios como Ucrania, Kiev, y un poblado cerca del Ecuador donde se decía que eran matusalenes porque nunca se morían. Llegaban a vivir hasta 160 años. Sin embargo, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue a investigar, encontró que fulanito nunca se moría, porque su nombre lo repetían en cuatro generaciones. Hicieron análisis en uñas, piel y cartílago, y vieron el envejecimiento real de esas personas”, explicó Morales.
La viejita de Sumatra seguirá defendiendo su senectud y fumando su cigarro de clavo, como lo ha hecho toda su larga vida.
Información basada en la agencia AFP