No importa las veces que un diputado falte al plenario legislativo, porque si tiene el permiso respectivo, se le paga como si hubiese asistido a sesionar.
El presidente del Congreso tiene la potestad de emitir hasta 15 permisos diarios a congresistas para que no pierdan la dieta de la sesión a la que dejen de asistir.
¿Pero qué es una dieta? Es la remuneración que recibe un legislador por asistir al plenario o bien a una comisión legislativa.
Entre julio a setiembre pasados, la presidencia de la Asamblea autorizó 281 permisos a diputados para ausentarse del plenario.
Según la congresista Rita Chaves, secretaria del Directorio legislativo, una dieta de plenario significa el pago de ¢45.500 por tres horas de sesión, en promedio.
Con ese valor, los 281 permisos otorgados durante el tercer trimestre del año representaron una erogación de ¢12,785.000. Dicha suma equivale al salario mensual de cuatro diputados.
En el último trimestre, el diputado que más permisos pidió fue Martín Monestel, vicepresidente legislativo y representante del Partido Accesibilidad Sin Exclusión (PASE), quien dice que un viaje disparó su historial a 14 permisos.
¿Cómo y cuánto ganan? La remuneración de los diputados está compuesta por dos rubros: dietas y gastos de representación. Por el primer concepto, perciben ¢2.296.075 al mes y por el segundo ¢810.854. Esto suma un total de ¢3.106.929 mensuales.
El expresidente legislativo Luis Gerardo Villanueva aclaró que cada dieta tiene el mismo valor. Lo que implica que los ¢2,9 millones se dividen entre el total de sesiones de plenario o de comisión a las que asisten los diputados.
Por eso es que los permisos de la presidencia son tan perseguidos, pues cada ausencia le costaría ¢45.500 a un legislador.
Para que un diputado perciba todo el monto establecido para dietas, debe asistir a todas las sesiones programadas para el mes calendario, señaló la Dirección Financiera a La Nación .
Las sesiones calendario incluyen las de plenario y comisiones. Esto quiere decir que si un diputado está en cinco comisiones legislativas, cada vez que falte a una sesión se le rebaja una parte del salario; es decir, se le rebaja una dieta.
Por eso no es raro ver a los diputados correr afuera de las comisiones o del plenario para llegar a tiempo a la sesión. No importa si llevan tacones altos o zapatillas.
Si el diputado tuvo la previsión de pedir un permiso a la presidencia a través de su jefe de fracción, la ausencia no se cuenta y la Dirección Financiera de la Asamblea no tocará su bolsillo.
Sin embargo, diputados como José María Villalta, del Frente Amplio; Luis Fishman; del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC); y el mismo Villanueva, del Partido Liberación Nacional (PLN), concuerdan en que el exceso de permisos pone en riesgo el cuórum tanto en plenario como en comisiones.
Uso cotidiano. La emisión de permisos de parte de la presidencia de la Asamblea es una situación de todos los días laborales.
Debido a que solo se otorgan 15 licencias diarias, estas se entregan a quienes las soliciten de primero. Incluso, por lo general se forma una lista de espera por si alguno decide, de última hora, no usar el permiso.
Algunos congresistas alegan que este beneficio les permite cumplir otras obligaciones propias del cargo como atención de público o visitas a comunidades, sin tener que sacrificar su bolsillo.
Otras veces, los legisladores piden permisos para evitar incapacitarse, pues de esta forma, no se afecta su ingreso, dijo Chaves.