Científicos perforaron fondo del oceáno para conocer de sismos

Objetivo es investigar cómo se acoplan las placas tectónicas

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En el afán de conocer más sobre cómo sucede la subducción, proceso en que una placa tectónica se introduce bajo otra, un grupo de 34 científicos de 12 países estuvo poco más de un mes frente a las costas ticas realizando perforaciones en el suelo marino.

Así lo explicaron Robert Harris y Arito Sakaguchi, líderes de la expedición 344 del Programa Integrado de Perforación del Fondo Oceánico (IODP), tras atracar ayer en el muelle de Puntarenas en el barco científico JOIDES Resolution.

Esta es la segunda fase del proyecto de sismogénesis de Costa Rica (CRISP), que se inició en el 2011. En la expedición 344, que se extendió del 23 de octubre al 11 de diciembre, participaron dos costarricenses: Marta Torres, de la Universidad de Oregón en EE. UU., y María Sandoval, de la Universidad de Lausana, en Suiza.

Entre sus objetivos, estaba comprender cuál es el papel que juegan los fluidos en el proceso de subducción. “Al respecto, hay hipótesis encontradas. Unas dicen que los fluidos son los disparadores de los sismos y otros más bien aducen que los fluidos reducen el acoplamiento de las placas. Solo perforando en la zona sismogénica se puede saber si hay presencia de fluidos y bajo qué presión están”, explicó Marino Protti, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori-UNA).

Protti agregó: “En algunos casos se cree que la presión a la que están esos fluidos es equivalente a la presión de toda la carga de roca que tiene encima, lo que hace que la fricción sea casi nula.

”Solo perforando se puede saber si todavía hay fluidos o si estos se quedaron en la parte más superficial, derivando en un contacto más bien seco”.

Sitio ideal. Costa Rica favorece este tipo de estudios porque el lugar donde se acoplan las placas Coco y Caribe (llamada la zona sismogénica) se encuentra a menos de cinco kilómetros de profundidad.

En total, los investigadores realizaron 10 perforaciones entre los 25 y 800 metros de profundidad. En cada perforación se tomaron los llamados “núcleos de perforación”, que son muestras de roca y sedimentos en forma cilíndrica. Cada núcleo mide 9 metros de largo y tiene 10 cm de diámetro. En total, los científicos recolectaron más de kilómetro y medio de núcleos de perforación. Esas muestras se procesan en los laboratorios que se encuentran a bordo del JOIDES Resolution, para conocer sus características geofísicas y geoquímicas. También se hacen estudios de sedimentos, micropaleontología (análisis de fósiles microscópicos), química de gases y microbiología para detectar presencia de bacterias.

Según el investigador Brad Clement, las muestras se procesan en el barco para evitar que las rocas cambien sus propiedades al estar expuestas a condiciones ambientales diferentes a las del lugar donde fueron tomadas.

La información recabada en esta expedición permitirá a los científicos comprender mejor cómo ocurren los sismos y terremotos derivados del movimiento de placas tectónicas.

“El proceso que estamos tratando de estudiar está muy bien caracterizado en Costa Rica y por esa razón se tomó como ejemplo para estudiar los márgenes erosivos en otras partes. Mas o menos, el 50% de las zonas de subducción tienen características de márgenes erosivos, y Costa Rica nos permitirá conocer qué es lo que está pasando, sobre todo porque se estudia una zona que está activa, lo cual representa una gran oportunidad”, dijo Paola Vannucchi, quien fue líder de la primera etapa de CRISP.