En el 2012 la producción continuará creciendo, sin embargo, a menor ritmo que en el 2011; las tasas de interés en colones tenderán al alza y la inflación será similar a la del año pasado (4,74%).
Así lo estimó el Banco Central en el programa macroeconómico para el 2012 y 2013 que publicó ayer en horas de la mañana.
En dicho documento, el Central incluye sus proyecciones, objetivos y la meta de inflación.
Para la producción la entidad estimó un crecimiento del 3,8%, el cual está por debajo del 4,4% que es el máximo al cual el país puede aspirar con los recursos disponibles sin generar presiones inflacionarias, y del 4,6% promedio de los últimos 10 años.
El menor crecimiento en la producción es algo que el presidente del Banco, Rodrigo Bolaños, ha venido anunciado y es producto de la desaceleración mundial y del déficit fiscal.
Dicho faltante surge del exceso de gastos sobre ingresos (principalmente de los impuestos) que enfrenta el Gobierno y que para el 2012 se estima en un monto equivalente al 4,5% de la producción.
Para financiar dicho déficit, el Gobierno debe pedir más recursos prestados y compite con las empresas y personas que también requieren crédito, y presiona así al alza las tasas de interés.
El incremento en los intereses afecta los planes de inversión de las empresas y personas, y por lo tanto la producción y el empleo, y además afecta la inflación (porque daña más las finanzas del Central).
Un sacrificio. Para evitar mayores perjuicios sobre la producción y el empleo, la Junta Directiva del Banco Central optó por sacrificar este año su meta de inflación.
El Central había establecido, en julio del 2011, una meta de inflación del 4% para este año; no obstante, debido a la ausencia de la reforma fiscal (la cual eleva la carga tributaria), la entidad optó por subirla al 5%, la misma del 2011.
Bolaños dijo que si hubieran mantenido la meta del 4%, los costos en términos de producción y empleo iban a ser más altos.
Esto en un momento en el cual el desempleo llega al 7,7%, por encima del promedio histórico, uno de los más altos de América Latina y es, además, una de las principales preocupaciones de la población.
Bolaños, un defensor de la baja inflación, reconoció ayer que “les costó tragarse esta píldora”, pero señaló que es prudente hacerlo.
Estar preparados. La ausencia de la reforma fiscal también es un impedimento para que Costa Rica pida ayuda al Fondo Monetario Internacional para tener acceso a recursos en caso de una crisis en Europa, que es el otro riesgo que nubla el 2012.
Ante esa imposibilidad, la entidad decidió hacer una nueva compra de reservas monetarias por un máximo de $1.500 millones en el 2012 y el 2013. En el 2010 y el 2011 la entidad había realizado un programa de compra de $600 millones.
El objetivo es estar preparados para que ante una caída en los ingresos externos por la crisis en Europa, el país tenga los recursos para hacerle frente al déficit en la cuenta corriente (exceso en el valor de las importaciones de bienes y servicios sobre las compras).
Esta compra de divisas sería flexible, lo cual significa que adquirirían los dólares cuando el tipo de cambio y las tasas de interés estén bajas, explicó Bolaños.