San José (Redacción). Cientos de caballos y familias abarrotan las avenida Segunda por donde los animales lucen sus mejores pasos comandados por la voz y rienda de sus amos.
En los oídos de los asistentes al tope josefino, retumban los sonidos de las rancheras con que deleitan al público los carros con "tumbacocos".
"Desde hace más de 15 años vengo al tope con toda mi familia, llegamos desde muy temprano por un lugar", contó Cecilia Calderón, vecina de Alajuelita.
Efectivamente, los asistentes al tope lucen desde temprano el trajo oficial de esta fiesta: pantalones de mezclilla, camisas de cuadros, lentes oscuros, sombrero y botas.
Los vendedores ambulantes, incluso, ofrecen lentes oscuros y sombreros estilo vaquero para quienes deseen vestir dicha indumentaria.
Contrario al llamado de moderación, la cervezas y botellas de licor abundan en las manos de algunos caballistas y asistentes ante la mirada cautelosa de la Fuerza Pública cuya misión es guardar el orden.
Sin bien, el licor se hizo presente, este medio no observó ventas de cigarrillo, ni a asistentes fumando lo cual está prohibido en eventos masivos de este tipo conforme la ley antitabaco, aprobada este año.
Colaboró la periodista, Marcela Cantero.