...algo queda

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Algunos se indignaron a causa de un artículo del doctor Jaime Gutiérrez Góngora publicado el miércoles anterior en este periódico, y no entendemos por qué. Tenemos el privilegio de hablar de vez en cuando con él y nos consta que si bien el doctor Gutiérrez es una persona de ideas fuertes en muchos sentidos, y las expresa con un énfasis que alguien podría interpretar como dogmatismo, es una persona con quien se puede discrepar civilizadamente y lejos de cualquier riesgo de morir a golpes de epitetazos (parafraseamos al político local que, al comentar la muerte de Sócrates, se la atribuyó a una agresión a “cicutazos”).

Tal vez quienes se sintieron amenazados por las ideas de don Jaime solo pararon mientes en su afirmación según la cual, si la agresión nicaraguense de la que es víctima Costa Rica es tan grave como nos la pinta ahora nuestra peripatética Presidente, entonces estamos en una emergencia que ameritaría crear una fuerza militar temporal “mientras se resuelve la crisis”, y no percibieron un argumento de fondo que el ahora denostado galeno apenas esbozó gracias a su sano instinto de caballerosidad. La verdad es que el artículo del doctor Gutiérrez se pudo haber planteado de una manera más simple aunque menos considerada con nuestra gobernante y sus incompetentes colaboradores. Recordemos, podríamos decir, que después de haber visto al Ministro de Seguridad Pública ejecutar una grotesca jugada de “pisicorre” en reversa que dejó en Calero, como trofeo para Pastora, un torchon con los colores de la bandera de Costa Rica (sí, el béisbol nica es mejor que el tico), en vez de destituirlo ipso facto lo envió al exilio dorado de una embajada. Recordemos el gesto de exaltación casi deportiva de la señora Presidente al escuchar el plato de babas jurídico que nos obsequió la Corte Internacional de La Haya empaquetado en un fallo que parecía redactado por el gobierno de Nicaragua.

Recordemos eso para plantearnos luego un par de preguntas que están implícitas en lo escrito por el doctor Gutiérrez. ¿Por qué esperó hasta ahora nuestra gobernante para salir con que los instrumentos del derecho internacional no eran suficientes para garantizar la seguridad y la defensa nacionales? ¿No será, más bien, que envuelto en ese argumento está el anzuelo que tragaremos al aceptar la continuación a troche y moche del proyecto de la trocha sin que nadie haya explicado antes cómo ocurrió el desmadre de corrupción inicial ni quiénes fueron los culpables? Adivinanza: ¿Cuál estadista inglés afirmó que la política es “el arte de gobernar a la humanidad mediante el engaño”?