28 finqueros colaboran con refugio de vida silvestre

Fincas ya cuentan con biodigestor para energía y redujeron el uso de plaguicidas

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En tres años, los vecinos de Llanuras del Gaspar, en Sarapiquí, Heredia, cambiaron su forma de cultivar la tierra con el objetivo de apoyar el Refugio Nacional de Vida Silvestre Barra del Colorado.

“Yo, que era uno que me metía con machete a la montaña, empecé a ver que sí era posible trabajar en convivencia con la naturaleza”, dijo Miguel González.

Guardaparques y finqueros implementaron un sistema de producción agrícola “más sostenible”, que pretende maximizar el uso de materiales y fuentes de energía en 28 fincas. De esta manera, se busca reducir los impactos negativos sobre el refugio que se derivan de las actividades productivas.

Para ello, los finqueros recibieron capacitaciones y trabajan junto con los guardaparques en reforestación, creación de “cercas vivas” que propician el tránsito de especies silvestres, huertas e invernaderos, así como en un “lombricompost” que genera abono orgánico y un biodigestor que aprovecha los desechos de los animales para producir gas, el cual les sirve de fuente de energía para cocinar.

Elvia Corrales ya sembró unos 1.000 árboles en su terreno y ahora observa más animales, por lo que apoya a los guardaparques en el monitoreo de la biodiversidad.

“Sentimos que nos estamos convirtiendo en investigadores de la naturaleza”, comentó Corrales.

Para Erick Herrera, administrador del refugio, este proyecto de manejo participativo ha ayudado significativamente a reducir la cacería y a producir en forma “más sostenible”, al disminuir el uso de plaguicidas que podrían afectar el área protegida.

El proyecto beneficia a unas 1.500 personas y cuenta con apoyo financiero y técnico de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA).