Premios nacionales en artes visuales: Materias vivas en territorios ampliados

Búsquedas en la materia, sus posibilidades y entornos, así como la experiencia sensorial del público, incluso allende las paredes de un museo, guiaron el trabajo de los galardonados

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Poner en tensión, desbordarse, meditar; ser sujeto más que objeto porque la materia vive y se transforma, y el arte visual genera experiencia en una relación que activa los sentidos del ser humano. Los premios nacionales de Artes Visuales Francisco Amighetti 2017, del Ministerio de Cultura y Juventud, fueron otorgados a Diana Barquero, Adrián Flores y Guillermo Tovar por sus propuestas exhibidas en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC).

El jurado escogió a los tres artistas visuales por proponer exposiciones que, en términos generales, crean imágenes y prácticas artísticas que validan la idea del objeto en un territorio ampliado.

Diana Barquero: Sujeto cambiante frente a agentes externos

De marzo a junio del año pasado, el Tanque del MADC albergó la instalación Afectaciones de un sujeto matérico, de Diana Barquero (31 años); ella es reconocida con el Premio Nacional Francisco Amighetti de Artes Visuales 2017 en la categoría de otros medios.

Aunque no fuese planeado por la artista, el público interactuó de manera orgánica con la obra: jugó con una pecera llena de agua que tenía un bloque de arcilla sumergida, metió los dedos y agitó el líquido, e, incluso, movió el piso del tanque para provocar vibración en la materia y que se derramara el agua.

Ese paisaje propuesto por Barquero se sustenta en una búsqueda de varios años en torno a la relación entre el contenedor y el contenido que reacciona ante elementos externos, como ocurrió con el calor, el contacto humano y la vibración de los visitantes al caminar por el antiguo tanque de combustible de la Fábrica Nacional de Licores (actual Centro Nacional de Cultura, Cenac)

El contenido (el agua y la arcilla) estaba en un equilibrio frágil, que se rompió para desbordarse y transformarse con y en el entorno.

Un sujeto matérico al cual en apariencia no le sucede nada, se modifica y para lograr visualizar estas variaciones, Barquero introdujo una camarita impermeable dentro de la pecera, que capturó esos movimientos y fricciones, la efervescencia y afectaciones de la arcilla en el líquido. Con estas grabaciones creó tres videos que se proyectaron en las paredes del tanque.

Para Barquero los objetos, de algún modo, son sujetos porque experimentan procesos que, aunque no se perciben, igual suceden. “La materia se descompone, se destruye, se altera a partir de fuerzas externas”, explica.

A la instalación, Barquero sumó dos recipientes de vidrio con piedras de sal en el interior, colocados afuera del espacio; con el calor y la humedad, se fueron expandiendo.

Al igual que la materia que investiga, la artista se expande a medios como la instalación, la fotografía y el video, con el fin de documentar procesos de cambio en los objetos, que complementa con la investigación teórica.

“Ahora, el proyecto no me está pidiendo pintar, sino que estoy en la búsqueda de nuevos lenguajes, siguiendo con la idea de desborde”, concluyó Barquero.

Con una formación en pintura en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica, la artista realizó residencias en TEOR/éTica y en el Centro Cultural de España y participó en la novena Bienal Centroamericana (Guatemala, 2014).

Actualmente, ella realiza una maestría en Alemania sobre estrategias del espacio de las artes visuales, relacionadas con el estudio del concepto de espacio público y virtual en las ciudades, con una dimensión política.

Adrián Flores: Arte generador de experiencias en el espacio público

La propuesta de Adrián Flores (31 años) exhibida en el MADC, de marzo a mayo del 2017, no fue un campo de batalla sino de liberación, pues fungió como vehículo para que los participantes tuvieran una experiencia creativa con la obra articulada por el artista fuera del museo.

Quizá lo que sí desató una pugna interna en Flores fue su necesidad de probar como agente cultural que las instituciones no necesariamente son obstáculos para la investigación y creación artística. Tal fue el caso del MADC que aceptó la idea de Flores de construir a lo largo de 14 meses la exposición Ampliación del campo de batalla, ganadora del Premio Nacional Francisco Amighetti de las Artes Visuales 2017 en la categoría tridimensional.

Hace cinco años, Flores comenzó una revisión del significado de la exhibición y puso en cuestión el trabajo exploratorio y encerrado en un estudio del artista que, al terminar esa etapa, continúa con el montaje de la muestra, sin mostrarles el proceso a los espectadores.

“La idea de fondo es que el trabajo del artista y sobre todo las exhibiciones se deben al público. Hay que hacer una transición clara si uno quiere construir, tener un público más participativo, más emotivo”, explicó Flores sobre su desafío.

Para el diseño de la propuesta, Flores realizó, junto a las especialistas del MADC, una cartilla de acciones que alimentó la exposición, compuesta por cuatro soportes: los objetos, la instalación, la editorial y la educación.

La exposición propició una caminata y liberación de objetos de yeso, que tomados por los participantes de una gran mesa, debían llevarse para ser liberados. Para el artista, lo importante era recurrir al vacío de la sala como una estrategia para ganar historias y perder objetos, no para coleccionarlos.

Con la instalación Enjambre 1.1 construyó, poco a poco, una especie de panal a partir de unos recipientes de vidrio que contenían abejas. “Se fue haciendo esta gran unidad, una metáfora de lo que estaba sucediendo con los participantes con la exhibición misma”, agregó el artista.

Flores inició su camino universitario en Filosofía de la UCR; sin embargo se trasladó a la carrera de Artes Plásticas con énfasis en Grabado para terminar integrando ambos cuerpos de conocimiento.

A partir de ent se desata un interés por la investigación, documentación y escritura vinculadas al proceso creativo, que define sus proyectos desde que salió de la universidad.

Los primeros trabajos de Flores fueron xilografías y litografías, en lenguajes tradicionales y alrededor de tópicos específicos; posteriormente concretó la exhibición Materia primera con José Pablo Ureña, con la cual obtuvieron el Premio Aquileo J. Echeverría en Artes Plásticas del 2013 en grabado.

“Yo no me atrevería a definirme en un lenguaje; tengo intereses puntuales que me llevan a investigar y utilizar las herramientas”, expresó Flores, quien asegura que en este momento no está pensando en un próximo proyecto ya que la exposición del año pasado ganadora del premio sirvió como cierre de una etapa de investigación.

Guillermo Tovar: Poner en evidencia el alma de las cosas

“Yo soy un enamorado del dibujo y la naturaleza”, reitera Guillermo Tovar. Esta afirmación es poderosamente visible en su exposición Naturaleza oculta, testimonio del detalle, precisión y belleza de la línea del artista visual.

La exhibición, realizada en el MADC entre marzo y mayo del año pasado, fue seleccionada por el jurado como Premio Nacional Francisco Amighetti de Artes Visuales 2017 en la categoría bidimensional. Este galardón es recibido por Tovar como un espaldarazo a una trayectoria que alcanza la madurez artística.

“Esta exposición refleja una nueva etapa que concentra inquietudes que venía investigando en las últimas dos décadas en cuanto a forma y contenido”, dijo el artista, quien en este proyecto se decanta por la pintura figurativa “poco común de ver en un museo de arte y diseño contemporáneo”.

Tovar admite que su pintura es tradicional desde el punto de vista técnico, pero es muy innovadora en su calidad de pintura contemporánea. Conceptual y temáticamente, el artista distingue su propuesta como autónoma, relacionada con textos y paisajes costarricenses con influencias del animismo, la espiritualidad y lo esotérico.

Para este artista multidisciplinario –se confiesa ante todo pintor, pero también es dibujante, animador digital y tatuador profesional– hay poderes latentes escondidos en el ser humano y en la naturaleza que, si se observan, estudian y practican, empiezan a revelar sus secretos y dan claves para una vida y un arte más ricos.

En la exposición premiada, hay una selección de los trabajos de Tovar en tatuaje, animación, dibujo y pintura que se articulaban en torno a la naturaleza, mediante una técnica vinculada con la contemplación, la meditación y el silencio.

Algunas de estas creaciones son pinturas de árboles con varios ojos abiertos, los cuales aluden a esa dimensión espiritual vibrante, viva, y de alguna forma consciente, y que “por lo tanto puede ver”, destacó Tovar .

De igual modo, el animismo está presente en casas pintadas con ojos que reflejan el alma de las personas que impregnaron esos espacios. “Uno dice que todas las cosas tienen alma, todas las cosas tienen vida y todas las cosas algún nivel tienen conciencia”.

Nacido en 1977, además de artista visual, Tovar es docente y emprendedor creativo. Su obra se ha mostrado internacionalmente y gracias a dos exposiciones del 2006, exhibidas en la Galería Jacobo Karpio y en TEOR/éTica, recibió el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en Artes Plásticas en la categoría de dibujo.

Asimismo organizó el primer encuentro para el desarrollo del potencial creativo (FOCUS) en el 2015, que convocó a profesionales y estudiantes de ámbitos creativos.