Munguía, una vida de color y compromiso social

La vida y obra del recordado artista Francisco Munguía se destacan en dos muestras especiales, una física en el Museo Calderón Guardia y otra virtual montada en la Botica Solera.

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Una obra diversa, con sentido social, hecha para el pueblo, para todos. Una obra creada con consciencia, con intenciones de levantar la voz en contra del maltrato animal o en favor de la protección del ambiente. Una obra hecha también con fisga, con un humor envidiable, que se siente cercana. Así es el legado que el artista costarricense Francisco Munguía Villalta (1976-2020) le dejó a Costa Rica.

En el paisaje urbano de la capital, especialmente con murales coloridos en varios lugares de San José, quedará (esperemos) por mucho tiempo su marca. Pero también en hogares de seres queridos, así como de coleccionistas; sus dibujos, pinturas, grabados cerámicas y caricaturas superarán el paso del tiempo. Sin embargo, ahora hay una muy buena oportunidad para ver de cerca toda esa creatividad que distinguió a Munguía durante su trayectoria.

Gracias a la exposición Munguía: Creación artística, compromiso social y memoria, que se exhibe en el Museo Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, en barrio Escalante, en San José; se podrá conocer más a fondo la intención del artista plástico, así como su historia, sus motivaciones y sus pasiones.

Organizada por el Centro Cultural e Histórico José Figueres Ferrer (CCHJFF), con el apoyo del Museo Calderón Guardia; la muestra presenta un recorrido por las diferentes facetas artísticas del creador.

La exhibición estará disponible hasta el 28 de agosto en el Museo Calderón Guardia. Además, a partir del 5 de agosto también está en línea una versión virtual que se grabó en la Botica Solera.

Pero, ¿por qué la necesidad de recoger la historia y el arte de Munguía en una exposición de esta talla?

“El motivo es muy claro. En la historia del arte tico existe poca documentación de artistas jóvenes y es importante promover a la vez la investigación sobre el legado de estas personas. Coyunturalmente el artista falleció el año pasado y es un momento propicio para reconocer su trabajo, honrar su memoria y, desde mi óptica, conocer la faceta del rol social que puede cumplir un artista y su obra en relación a diversas poblaciones más allá de que el artista produzca su obra por satisfacción o intereses de comunicación. En este artista hay un compromiso social”, explicó Hugo Pineda, director del CCHJFF y coordinador de la exposición.

Compromiso social

Una de las marcas más fuertes en el trabajo de Munguía fue precisamente su necesidad de expresar su posición en temas sociales. Lo hizo desde los colores, desde el arte, de la mano de su familia que siempre lo apoyó.

“Su producción fue muy vasta, con gran variedad de técnicas y formatos. El manejo del color, la permanencia de pinceladas lúdicas en su obra, su línea y formas muy características, recrean escenas y personajes nuevos y conocidos, que disputan un universo común hacia la equidad, el compromiso, la empatía y la concordia, en medio del humor y la ironía como escudos comunicativos”, explicó la organización sobre el estilo del artista en sus representaciones.

Munguía se destacó por acercar el arte al pueblo. El artista siempre buscó tener esa conexión con las poblaciones más vulnerables, principalmente de los sectores al sur de la capital. Francisco quería poner de manifiesto las necesidades y aspiraciones de estos grupos, por eso y porque creció en estos barrios, es que la mayor parte de su trabajo se centró en dicha área.

San Sebastián, Barrio Carit, Los Guido, La Carpio, Higuito de Desamparados, Tejarcillos de Alajuelita, León XIII, Hatillo y Cipreses de Curridabat han sido testigos de ese trabajo. “Para Munguía arte debía ser accesible, integrador, participativo y didáctico”, dice la producción.

Pero más allá de llevar sus creaciones a estas comunidades, Francisco dedicó gran parte de su vida al voluntariado y al trabajo comunitario en temas de defensa animal, del ambiente y en la atención de poblaciones en riesgo, agregó la información.

Pineda explicó que la muestra pretende ir más allá de exponer las creaciones de Munguía, ya que detrás de cada expresión hay un compromiso social, una posición política y crítica. “Era un artista muy comprometido y eso lo llevó a tener una vastedad de obras que si bien en términos de percepción podrían ser meramente simpáticas o bonitas; detrás de ellas hay un discurso muy importante”, dijo.

En la elaboración de sus murales, arte del cual se considera como un autodidacta, incluyó poblaciones como estudiantes, adultos mayores, personas con problemas de adicción y en condición social de riesgo.

Algunos de sus trabajos que todavía permanecen en el espacio público son El monumento al zaguate, una serie de seis caricaturas escultóricas en hierro inspiradas en historias de perros callejeros; esta se encuentra a lo largo del bulevar de San José. Incluso se conservan más de 100 murales distribuidos en todo el país en los que retrata la esencia de los barrios josefinos y la vida en la ciudad; agrega la nota del Museo Calderón Guardia.

Carrera

Munguía estudió cerámica en la Universidad de Costa Rica, pero a lo largo de los años amplió sus aristas a expresiones como el dibujo, la pintura, el humor gráfico, la caricaturización y la reinterpretación del arte clásico y contemporáneo.

Se le recuerda también por su personaje Pantys, un héroe criollo que durante un año hizo las delicias de los lectores del periódico La Nación que publicó la tira cómica entre los años 2000 y 2001.

El artista expuso su trabajo en el Museo Calderón Guardia en dos ocasiones durante la década de los años 2000. También realizó muestras en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, Museo Histórico Cultural Juan Santamaría, los Museos del Banco Central, el Museo Municipal de Cartago, el Centro Cultural Botica Solera, la Galería Nacional y el Banco Interamericano de Desarrollo.

Fuera del país participó en muestras colectivas en Israel, Alemania, Perú, Turquía, Italia, España y República Dominicana, explicó el Museo Calderón Guardia.

La muestra

En el recorrido preparado para los visitantes a la muestra se exponen no solo las obras de arte de Munguía, sino que se cuenta con objetos personales del artista que reflejan su trabajo.

Desde una mesa donde pintaba, hasta la obra pictórica en la que destacan la serie Parodias de pinturas famosas y varias obras del inicio de su carrera que fueron pintadas sobre cartones, así como objetos cerámicos, fotos documentales, tarjetas postales, calendarios y sus más que famosas calcamunguías.

La curaduría de la exposicón fue realizada por Pineda a partir de lo que conocía de la obra del artista. Debido a que muchas de las creaciones de Munguía forman parte de colecciones privadas que por motivos de la pandemia no pudieron ser trasladadas al museo, la exposición cuenta con un importante aporte de la colección familiar.

“Hay un acento importante en las parodias que pertenecen a la familia, la exposición tiene una parte significativa de estas obras que se entrelazan, por ejemplo con dibujos que nunca se habían visto”, dijo Pineda.

“Es un breve recorrido de las técnicas e intereses temáticos de Munguía como la cerámica, el grabado, el dibujo y, por supuesto, la pintura de caballete como una referencia a la pintura mural. Hay objetos con los que el artista promovió que sus imágenes tuvieran acceso masivo gracias a artículos como tazas, etiquetas de productos comestibles y hasta separadores de libros”, agregó el curador.

La muestra en el Museo Calderón Guardia tiene más de 150 piezas.

En el caso de la exposición virtual de la Botica Solera, está compuesta por 14 obras de la serie Pinturas famosas que toma la pintura europea del pasado y la hace caricatura. “Esta conversión implicó un detallado análisis de estilo, composición y manejo del color de diferentes artistas clásicos como Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, El Greco, Caravaggio, Velásquez, Francisco Goya, Van Gogh, Matisse, Pablo Picasso, Salvador Dalí; entre otros”, afirma la producción.