¿Qué haría si le dicen que tiene cinco minutos para salir de su casa y huir a otro país? No puede llevar con usted más que lo que le tenga de dinero y un par de maletas con ropa y artículos personales.
¿Las razones? Por su opinión política, religión, orientación sexual o porque le va bien en el trabajo y debe pagar una renta a un grupo delictivo con el objetivo de que lo dejen continuar con vida.
Si le parece que esta es una situación injusta, ya usted comenzó a comprender que se siente estar en los zapatos de las 2.081 personas que, solo en estos últimos cuatro meses, han pedido refugio en nuestro país, por esas y muchas otras razones, según reporta la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME).
En Costa Rica, unas 4.300 personas han sido reconocidas como refugiadas, muchas de ellas cuentan ya con una residencia permanente o la naturalización. La mayoría proviene de Colombia, El Salvador, Honduras y, tras los acontecimientos recientes, de Venezuela.
Fuente: ACNUR.
Mayoría de personas refugiadas vive en la Gran Área Metropolitana
“El tema de las personas refugiadas hay que verlo de manera amplia, pues Costa Rica es un país que se caracteriza por proteger los derechos humanos, es un referente para la región”.
Miguel Urbano, oficial de Soluciones Duraderas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Beneficios para el país de recibir personas refugiadas
Potencian la fuerza laboral.
Enriquecen el ámbito cultural y social.
“Cuando la integración es ordenada, la persona refugiada puede dar su aporte al desarrollo del país en condiciones respetuosas con los derechos humanos”, aclara Miguel Urbano.
Por ejemplo, en Costa Rica, a los tres meses de que la persona solicita asilo, se le da un carné de permiso laboral, de esta manera, puede comenzar a trabajar lo más pronto posible.
Además, ACNUR en conjunto con otras entidades afines, como la Asociación de Consultores y Asesores Internacionales (ACAI) y Fundación Mujer, desarrolla ferias de empleo para facilitar que las personas refugiadas consigan trabajo digno.
El objetivo es que la persona refugiada pueda convertirse en una agente de promoción del desarrollo en los ámbitos individual, familiar, comunitario y nacional.
Modelo de refugio integral que ofrece Costa Rica
Integración legal
En el tema migratorio, Costa Rica es un país tanto de tránsito como de destino. Por esto, ACNUR realiza su labor de la mano de entidades como la Organización Hebrea de Ayuda para Inmigrantes y Refugiados (HIAS) y el Servicio Jesuita, que se encargan de brindar asistencia a las personas solicitantes de asilo y refugiadas para que obtengan documentación que permita que accedan a sus derechos y deberes legales.
Con tres años mínimo de contar con el reconocimiento de persona refugiada, se puede optar por la residencia permanente.
Con cinco años mínimo de haber sido reconocida su condición de persona refugiada, se puede adquirir la naturalización. También la puede obtener tras dos años de matrimonio con una persona costarricense.
Integración económica
ACNUR propicia el desarrollo de estrategias para que las personas refugiadas puedan generar sus propios ingresos o medios de vida. El objetivo es que se integren a la fuerza laboral, ya sea como colaboradores o como emprendedores de su propio negocio.
Modelo de Graduación
Ferias de empleo
Los programas dan asesorías y capacitaciones para mejorar aptitudes, tener éxito en una entrevista de trabajo, entre otras. Además, en conjunto con el Ministerio de Educación Pública (MEP) se trabaja para el reconocimiento de los títulos académicos o la inserción en el sistema educativo.
Integración sociocultural
Este paso implica que las personas refugiadas convivan armónicamente en la comunidad en la que encuentran. El objetivo de esta integración es sensibilizar a la comunidad de origen, lo cual se ha fomentado con campañas como ‘Ser refugiado es como ser tico’ y ‘Nadie elige ser refugiado’.
Esto involucra grandes retos, como lograr que la población local diferencie a las personas migrantes de las refugiadas.