Zapping: En defensa de los deportes electrónicos

Tras lo ocurrido en Jacksonville sería un error señalar a los videojuegos competitivos como los responsables de la tragedia.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El fin de semana pasado, un chico perdió el control en un torneo de videojuegos. El hombre identificado como David Katz sacó un arma y abrió fuego en contra de la gente que lo rodeaba. Mató a dos personas, hirió a 12 y luego se suicidó.

Las víctimas fueron Taylor Robertson y Eli Clayton, dos jóvenes adultos que se dedicaban a competir en Madden de manera profesional.

Robertson tenía 27 años, estaba casado y tenía una hija. Era de Ballard, Virginia Occidental, y según su perfil de EA, había ganado más de $80.000 en certámenes del videojuego de simulación de fútbol americano. Y recientemente se unió al equipo de esports DotCityGaming. Por su parte, Clayton tenía 22 años y era conocido como TrueBoy.

Me aterra intentar comprender los infiernos por los que tuvo que haber pasado ese joven de 24 años ¿Cuáles pensamientos se habrán apoderado de él para cometer una atrocidad de esa magnitud?

Quizá nadie nunca se le acercó y le dijo que todo era un juego, que eventualmente la vida te iba a dar la oportunidad de volver a jugar, entrenar y, si trabajás a conciencia, vas a poder ganar. Y si perdés, no importa, siempre habrá algo más allá del borde de la pantalla.

Porque todos los que hemos jugado algún videojuego nos hemos sentidos frustrados alguna vez que perdimos. Nos ofuscamos cuando un amigo nos baja toda la barra de salud, conectado un combo imposible o cuando un desconocido en línea nos remonta un 2-0 en un partido de FIFA que era imposible perder.

Era de esperar que salieran comentarios que señalen a los vidoejuegos competitivos como causantes del tiroteo de Jacksonville. Eso no es así.

No olvidemos que en ese país es más fácil comprar una pistola que una consola de última generación.

No podemos dejar que el juego nos domine. Desde que cubro deportes electrónicos he conocido a jóvenes con mucho talento para jugar a videojuegos y que se lo toman muy en serio.

No solo por el hecho de jugar, sino porque el hobby se han convertido en una carrera que puede garantizar becas y salarios. Una verdadera aventura que le tocará a vivir a las generaciones más recientes

La comunidad puede ser tóxica como un nido de ratas pero muy en el fondo los deportes electrónicos tienen una magia capaz de unir equipos, enmarcar figuras y sorprender con victorias de último minuto capaces de levantarnos del asiento.

Costa Rica no se queda atrás. Hay muchos entusiastas que han cosechado mucho en poco tiempo, tanto a nivel competitivo como administrativo.

No dejemos que una tragedia manche la reputación de una hermosa práctica que viene en ascenso.

Esta es una columna de opinión de la sección de televisión de La Nación y como tal sus contenidos no representan necesariamente la línea editorial del periódico.