Este martes, el enmascarado bloggero que se hace llamar “El Chamuko” –autor de El Infierno en Costa Rica , una plataforma web creada para enviar al infierno a toda persona que le venga en gana–, publicó una lista de la delegación oficial costarricense que representa al país en la cumbre climática de París (COP21).
Afirmó, sin siquiera corroborar que la información fuera correcta, que “se fueron 42 personas con gastos pagados a París”. “Qué buena agencia de viajes se montaron en Zapote. Saquen la calculadora: solo en pasajes se van como $1500 y unos $400 de viáticos diarios por persona”, se lee en su publicación.
De las 42 personas que forman parte de la delegación costarricense, la aplastante mayoría fue financiada por organizaciones no gubernamentales, programas de cooperación y fondos internacionales, no con sus impuestos, los míos o los del Chamuko. Todos pueden corroborarlo, pues la lista es pública.
Que el Chamuko se esconda en el anonimato para generar confusión y discusiones incendiarias a base de información incorrecta no es valentía, es un insulto a quienes dan la cara día a día con el fin de informar. Que comunique detrás de una máscara datos falsos sin verificar y de fuentes anónimas para intentar esquivar responsabilidades ulteriores es una vergüenza.
Que el Chamuko disfrace lo que hace bajo el término “periodismo ciudadano” es peligroso. Lo siguen más de 200.000 personas que esperan (al parecer y leyendo los comentarios, a ciegas) que lo que publique esté verificado.
La publicación que hizo es un delito contra el honor catalogado como “difamación” y está amparado en el Código Penal, y no es la primera vez que pasa.
Evidentemente, el Chamuko no tiene la menor idea de la discusión que se generó en la mentada cumbre. No, Chamuko, no es una agencia de viajes ni vacaciones pagadas. En París se está negociando su presente, su futuro, el de sus nietos y el de todas las generaciones que vienen. Costa Rica puede decir con orgullo que envió una de las delegaciones mejor representadas y que lo dejó todo para lograr un acuerdo ambicioso que nos asegure un planeta habitable.
Que se atreva a insinuar que andan de vagos o a compararlo con el viaje del presidente a Cuba deja en evidencia, una vez más, su completa ignorancia. Lo invito a buscar información sobre las negociaciones climáticas. Está a un clic de distancia; la información sobra.
En nombre de los representantes de la delegación tica que conozco y que he visto trabajar incansablemente por lograr un acuerdo climático urgente, que construyen y no destruyen, y sueñan con otro mundo posible, los invito a dejar de promover la desinformación, a cuestionar lo que leen y a ser más escépticos con la información que consumen. Estamos para más.
Robo las palabras de Lenin Corrales, uno de los mayores expertos en tema en el país: “Asumamos que la delegación que está en París se pagó con fondos del Estado. Si fuera así, eso es insignificante comparado con las pérdidas del país por eventos asociados al clima en los últimos 10 años y los que tendremos si no se actúa. ¿Acaso los números no reflejan que en el país no se tiene la más mínima idea de cuánto se nos va de los impuestos reconstruyendo el país cada vez que el clima estornuda?”
¿Debemos como país enviar solo a cuatro gatos a gritarle a los países petroleros y a los gobiernos retrógradas que no quieren economías bajas en carbono, que el mundo ya no da para más?