Survivorman: ¿cuál es el límite del ser humano?

Survivorman lanza a Les Stroud a tierras salvajes sin alimentos, refugio ni nada más que su talento para afrontar lo impredecible

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En el borde del mundo, el ser humano solo se tiene a sí mismo. Les Stroud ha hecho carrera de ponerse a prueba una y otra vez en los parajes más salvajes del planeta, esos desiertos donde la naturaleza se alza imbatible. Para el televidente, seguirlo ha sido compartir la adrenalina y la desesperanza de sus viajes.

En su nueva temporada en Discovery Channel, Survivorman pondrá a prueba la resistencia de nuestro protagonista como nunca antes. En la cuarta temporada, estrenada en el 2012 en Estados Unidos, lo encontraremos afrontando las inclemencias heladas de las montañas de Noruega y los riesgos de la isla Tiburón en México.

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Como siempre, Stroud debe cargar en su espalda todo el programa. 30 kilos de equipo de cámaras y baterías para grabar su propia historia. Solo cuenta con su ingenio para sobreponerse a la falta de comida, abrigo, herramientas y agua potable. Por supuesto, hay un equipo que lo monitorea a distancia. Sin embargo, lo que vemos es a Stroud sorteando las dificultades de procurarse alimento en las inhóspitas y escarpadas alturas del norte del mundo y las carencias de una isla desierta en el golfo de California.

Inesperado. ¿Qué haría usted si lo abandonan por ocho días en una tierra sin agua potable, bajo el sol inclemente? Les Stroud se inventa un mecanismo para extraer algunas gotas del vapor. Uno puede pasar varios días sin comida, pero sin agua el cuerpo se desgasta pronto.

Parte del desierto de Sonora, la isla ofrece escasas fuentes de alimento más allá de las ostras que pueden recogerse en la costa. Entre mantarrayas y coyotes, el hombre afronta diez días de soledad.

En el extremo septentrional del globo, por otro lado, es la nieve omnipresente la que amenaza a la vida humana. En la blancura se estancan los transportes, se hunden los pies y se pierden las direcciones. Nuestro aventurero se lanza a sobrevivir durante diez días para darnos una mirada a condiciones que, de otro modo, pocos podrían imaginar.

Con los restos de su automóvil averiado, Stroud se las arregla para generar el calor necesario para soportar las ventosas condiciones del bosque. Helado hasta los huesos, el explorador afronta lo que podría ser uno de los retos más difíciles de su carrera de veinte años.

Uno se pregunta muchas veces, durante el recorrido, si tales esfuerzos tienen sentido y empieza a pensar en las formas en las que uno resolvería los problemas. Sin embargo, ante tales peligros, uno se cuestiona si se atrevería.