Proyectores: como en el cine

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ya se ha dicho, hasta la saciedad, que ver televisión ahora es muy distinto a ver televisión hace diez años. Nuestro hábitos han variado, nuestras opciones de consumo son otras; incluso la forma en que la televisión se produce y vende es hoy otra. Si cambiamos el platillo que comemos hoy, ¿por qué no cambiar la cocina en que lo cocinamos?

Hace un año, durante un viaje a casa de una amiga primermundista, experimenté, por primera vez, las posibilidades y beneficios de un proyector de video por encima de un televisor. Vimos un par de películas e incluso jugamos con un viejo –y hermosísimo– Nintendo 64.

Desde ese día, comencé a jugar con la posibilidad de dejar atrás el televisor y sustituirlo por un proyector. Sus ventajas son muchas y no hay ninguna más clara que el tamaño de la imagen. Basta de contar pulgadas: usted preocúpese de encontrar una pared que satisfaga sus necesidades de inmersión.

Siendo el caso así, un proyecto de alta definición se ríe en la cara de los televisores HD. ¿La razón? Ni siquiera un televisor de 50 pulgadas es capaz de mostrar el nivel de detalle de una imagen en 1080p. Un proyector y una pared con suficiente áreas, en cambio, son otra historia.

Otro plus : el proyector es mucho más amable con la vista que un televisor. Recuerde que un tele proyecta luz hacia sus retinas; aquí, en cambio, sus ojos ven una imagen proyectada sobre una superficie. El cambio es notable y rotundo.

Ahora, como en la vida nada es sencillo, los proyectores tienen sus debilidades. Cualquier persona que haya estado en un aula universitaria o una reunión laboral ha pasado por la tortura de intentar enfocar una imagen que sale de un proyector cuando en la sala hay exceso de luz.

Sí, el proyector necesita oscuridad. Sobre todo si se le quiere aprovechar al máximo –es decir, si se quiere de una imagen en alta calidad–.

Además, el aparato no cuenta con bocinas, por lo que un sistema de sonido es una adición mandatoria.

El proyector de video como experiencia de consumo de entretenimiento sigue siendo una idea rara en nuestro país, aunque haría bien usted en tomarla en cuenta.

La dictadura del aparato televisivo podría caer cualquier día de estos.