‘Programados para engordar’

¿Qué ocurriría si existe algo programado pre-natalmente en nuestra especie para ser más pesados de lo que deberíamos?

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La obesidad se ha convertido en uno de los grandes males del mundo contemporáneo, lo que provoca que la ciencia intente descifrar las causas desde lo más profundo del ADN del ser humano.

Pero quizás el ser gordo no es simplemente el resultado del exceso de comida, la escasez de ejercicio o la genética.

Una controversial e innovadora ciencia está levantado sospechas sobre los productos químicos de nuestro entorno que podrían predisponernos a la obesidad incluso antes de haber nacido.

Y es este el tema que plantea el documental de estreno Programados para engordar , de Discovery Home&Health, que aborda la historia de tres científicos cuyos hallazgos inesperados los llevó a seguir la investigación de una curiosa doctora de Escocia desconcertada por su incapacidad para perder peso.

Durante tres años esta especialista investigó los químicos ambientales y finalmente publicó un estudio clave en una revista de medicina alternativa.

Como resultado, relacionó los químicos disruptores endocrinos con la epidemia de la obesidad. Ninguno de sus estudios se enfocó en la grasa pero todos tenían dos elementos en común: investigaban los químicos disruptores endocrinos y terminaban con animales de laboratorio inusualmente pesados.

Pero ¿qué son los disruptores endocrinos? Estos se encuentran alrededor de todos nosotros, en el plástico, en las latas, en el agua que bebemos y en los alimentos que ingerimos. Se supone que no deberían entrar en nuestros cuerpos... pero lo hacen.

Entonces, si se demuestra que son los causantes del aumento de peso, las implicaciones para la salud humana podrían ser devastadoras.

Programados para engordar muestra cómo ahora los científicos están yendo más allá de las investigaciones en animales para estudiar a la población humana con el fin de poner a prueba la teoría de que la exposición del feto a los productos químicos podría ser la causa de la epidemia global de obesidad.

Es cierto que comemos demasiado y no nos ejercitamos lo suficiente pero la ciencia ha comenzado a mirar más allá de lo obvio. De hecho, existe un grupo que no puede masticar y mucho menos correr: los niños. Sin embargo, la obesidad infantil ha aumentado en más de un 70% en tan solo veinte años en países como Canadá y Estados Unidos. Y a este grupo no se le puede culpar de un estilo de vida poco saludable. ¿Estarán en el seno materno los productos químicos artificiales desencadenantes de cambios en el metabolismo que provocan gordura durante toda la vida?. 1