Hacer lo que sea por amor. Esa es la consigna que mueve las más funestas decisiones de los protagonistas de Parejas asesinas , la nueva serie de Investigation Discovery.
En cada episodio, queda manifiesto cómo la suma de dos mentes con oscuros pasados puede dar como resultado una fórmula letal. La serie desentraña –a través de recreaciones, entrevistas e imágenes de archivo– la evolución de cada relación y las causas de los crueles actos encausados por los amantes.
Uno de los casos es el de Tabitha Messina y Carlos Christopher, de 20 y 21 años, respectivamente. Él tuvo una niñez difícil: nació en una cárcel de Brasil donde su madre estaba recluida por consumo de drogas y robo, tuvo trastornos de aprendizaje, su padre murió en una cárcel, y a los ocho años fue dado en adopción.
Su tumultoso pasado podría haber sentado las bases del homicidio que cometió junto a Messina, quien acusó a su padre de haber abusado de ella, algo que nunca logró probar ante la justicia. El 29 de julio del 2007, ambos irrumpieron en la casa de ese hombre mientras dormía y lo atacaron con un hacha. Con igual suerte corrió la madrastra de Tabitha.
Parejas asesinas también narra cómo la vida de James Carson se fue en picada, luego de que algo comenzó a cambiar en él y su esposa huyó con su pequeño hijo.
Carson se casó con Suzan Barnes y, poco tiempo después, se volcaron a la religión musulmana, comenzaron a practicar yoga, se volvieron vegetarianos y se hicieron adictos a las drogas. La mujer comenzó a “recibir mensajes en su mente” que los condujeron al asesinato de la compañera de apartamento de los recién casados con un golpe de un sartén en la cabeza y 13 puñaladas, así como la aniquilación de otros dos hombres que supuestamente habían violado a Barnes.
“Suzan ordenó cada asesinato”, dijo Carson en una entrevista mientras ella escuchaba con una sonrisa.
En esta temporada se relatará además el caso de Cathy Wood y Gwendolyn Graham, dos mujeres que se conocieron en una casa de cuido de ancianos y que dieron lugar un apasionado romance marcado por sádicas prácticas.
Su primera víctima fue una anciana que padecía Alzheimer y a quien asfixiaron con una almohada. Luego acabaron con la vida de otros cuatro enfermos. Graham comenzó a salir con otra compañera y fue el exesposo de Wood quien alertó a la ley.
Lo cierto es que cada una de las historias, independientemente de sus protagonistas, le harán replantearse los límites de eso que llamamos “amor”.