De alguna manera, todos nos hemos visto en la necesidad de buscar nuestro “final feliz”, ese que nos han recetado una y otra vez en los cuentos de hadas. Este “final feliz”, que la mayoría relaciona con un encuentro amoroso idílico, no es más que una pequeña parte de otra historia: la de la vida misma.
Con esa premisa en mente, los escritores Adam Horowitz y Edward Kitsis le dieron forma a Once Upon a Time , una extraña serie que revolvió, en sus primeras cinco temporadas, cuentos de hadas, famosas historias infantiles y algunas leyendas de horror.
En más de una entrevista a diferentes medios estadounidenses, tanto Horowitz como Kitsis no le daban ni tres capítulos a este proyecto, antes de que fuera cancelado por la maldición de una baja audiencia. ¡Se equivocaron!
Su temor no era infundado: ya en los años 80 una apuesta similar –y bastante cursi– acabó en un rotundo fracaso para ABC (cadena que produce y transmite Once Upon a Time ): The Charmings .
La historia de aquella serie era básicamente la misma: Blancanieves y su Príncipe Encantado despiertan en el tiempo actual producto de una maldición que les lanzó la Reina Malvada. Esa versión quedó para siempre en el olvido.
Por ahora, Once Upon a Time ha logrado mantener un grueso grupo de seguidores que, aunque ha ido disminuyendo con cada temporada, es aún suficiente para mantenerlos con vida.
Desdoblar historias. Para entender un poco el mundo que rodea a esta serie y los factores que la han hecho tan exitosa, hay que adentrarse un poco más en la vida profesional de sus creadores, que ya habían encontrado el éxito en el 2004, cuando fueron convocados para ser parte de los escritores de la serie Lost .
Para los que han visto ambas producciones, son muy evidentes las similitudes entre Lost y Once Upon a Time a la hora de desarrollar las historias de sus protagonistas: Horowitz y Kitsis nos relatan la vida actual de cada personaje, interrumpidas en ocasiones por flashbacks (retornos al pasado). Esto les permite a los televidentes entender mejor la psicología de cada personaje y su manera de actuar en el presente.
Aunque esta ecuación en el guion de Lost tuvo muy buena aceptación, en Once Upon a Time es aún más eficaz, considerando todos los entretelones que hay detrás de los protagonistas de los cuentos de hadas y que nosotros ni siquiera imaginábamos.
Un dato curioso al estreno de esta sexta temporada que aún no ha sido confirmado: dicen algunos medios especializados que esta fórmula de contar historias irá cambiando en los nuevos episodios. Habrá que ver, este miércoles en Sony, si es cierto.
La aceptación de esta serie también está muy relacionada con la manera en la que se han desarrollado los personajes femeninos, en contraposición a cómo los conocemos en los más famosos y tradicionales cuentos de hadas.
Veamos los casos de Blancanieves, Cenicienta, Bella y Aurora (La Bella Durmiente): aunque son hermosas y están enamoradas de su príncipe azul, todas son guerreras, tercas y guardan algunos secretos que oscurecen sus corazones. Es decir, las hicieron de carne y hueso.
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Lo mismo aplica para las villanas de la serie, pero en sentido contrario: no están hechas de pura maldad, pues todas tienen un lado bondadoso que luchan por ocultar y buscan desesperadas su ansiado “final feliz”.
De los héroes y villanos podríamos decir lo mismo; sin embargo, no cabe duda de que hasta ahora el peso dramático de la serie recae en las mujeres de la serie.
Sin embargo, el éxito de esta producción no solo está en la incansable pluma de Horowitz y Kitsis, sino también en la alianza que tienen con Disney. La dinámica es sencilla de explicar: ABC forma parte de los activos de The Walt Disney Company.
Este pacto no solo les permitió revivir en la pantalla chica a las princesas de la franquicia Disney, sino que su versión humana es muy similar a la animada. Ya han invitado, por ejemplo, a Elsa y Anna, de Frozen , y a Mérida, de Valiente . Para esta temporada conoceremos una nueva: la princesa Jazmín, de Aladino .
Reflejo de la realidad. No hay nada más alejado de nuestra realidad que los cuentos de hadas. Finales felices, hechizos mágicos y maldiciones son parte de un mundo muy ajeno al nuestro, a menos que Adam Horowitz y Edward Kitsis le metan cabeza a una serie de televisión.
Estos dos señores insisten en que la singularidad de Once Upon a Time está en “humanizar” los tradicionales cuentos que nos leían de pequeños.
“Conscientemente, comenzamos el piloto de la serie en uno de los finales felices más reconocidos de los cuentos de hadas: el de Blancanieves y su Príncipe Encantado. Nuestra intención siempre fue utilizar ese final feliz que todos toman por sentado –el amor romántico– y utilizarlo como el principio de nuestra historia”, explicaron ambos a la revista web afterellen.com.
Sin sus “finales felices”, la historia de estos personajes se vuelve más interesante y les permite a los escritores explorar un universo paralelo que refleje nuestra realidad sin perder la magia ni la inocencia que tiene la literatura infantil
Esto también les ha permitido a Horowitz y Kitsis mostrar en la serie la diversidad del mundo; incluso, aceptar la posibilidad de que en los cuentos de hadas también existan princesas bisexuales, sin que eso influya en sus respectivos cuentos.
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“No creamos historias para complacer a una determinada comunidad porque podría, más bien, marginarla. Nuestra esperanza es que todos las personas se puedan ver a sí mismas reflejadas en el mundo de Once Upon a Time , sin sentir que los estamos complaciendo. En su lugar, queremos que la audiencia sienta que creamos un mundo inclusivo donde el género, la orientación sexual y la diversidad racial no sean la razón de la historia, sino simples detalles del día a día”, agregaron en esa entrevista.
Con esto sobre la mesa, todos los personajes de nuestros cuentos infantiles seguirán sufriendo su buena dosis de realidad. Aquel “final feliz” que vimos por primera vez en el cine gracias a Blancanieves y los siete enanos (Disney-1937) fue solo el comienzo de una historia que seguiremos disfrutando en esta sexta temporada de Once Upon a Time .