Los buenos aún siguen al Chapulín Colorado

Con su característica humildad, el héroe de color rojo ha superado la barrera generacional y sigue siendo un favorito del televidente

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Refranes más famosos:

“No por mucho madrugar, jamás su tronco endereza”.

“Árbol que crece temprano, amanece más torcido”.

“Es de sabios, lo comete cualquiera”

“Un error es de equivocarse”

“Cría cuervos y te diré quién eres”

“Dime con quién andas y te sacarán los ojos”

“Ladra que muerde no perra”.

“Perro que no ha de ladrar, déjalo morder”.

Aunque su principal característica es el miedo, el Chapulín Colorado demostró ser siempre el héroe más valiente de la historia. Él mismo lo dijo al citar el viejo y conocido refrán: “No es valiente el que no tiene miedo, sino el que anda en burro”; perdón, así no era. “El miedo anda con el valiente, pero los dos van montados en burro”, no, así tampoco era. Bueno, la idea es esa, siempre termina diciendo el personaje.

La mayor cualidad que tiene es su gran corazón; no tiene fuerza sobrehumana como Supermán ni una inteligencia magnífica como la de Batman, aunque son buenos amigos, como él mismo dice. Lucha por el bien y siempre está dispuesto a atender el llamado de auxilio.

Sus habilidades son netamente humanas: es más ágil que una tortuga, más fuerte que un ratón y más noble que una lechuga.

Sus antenitas de vinil –además de detectar la presencia del enemigo– están atentas a la famosa frase: “¿Y ahora quién podrá defenderme?”, a lo cual el Chapulín responde casi de inmediato.

De forma torpe, pero asertiva, este héroe criollo atiende al rico, al pobre, al hombre, a la mujer o al niño y, desde 1971, ha dejado en la cultura latinoamericana una gran enseñanza: no se necesita tener un poder para ser alguien especial.

Creación. Las pantallas tienen más de cuatro décadas de adorarlo. Las primeras apariciones en TV las hizo en cortos de comedia que se transmitían en el programa Los supergenios de la mesa cuadrada , espacio que el escritor, actor y director mexicano Roberto Gómez Bolaños (Chespirito) creó en 1971. El propio Chespirito lo protagonizó junto a los actores María Antonieta de las Nieves, Ramón Valdés y Rubén Aguirre.

Chespirito vio la necesidad de tener un héroe mexicano. ¿Su objetivo? Que los televidentes y los niños dejaran de buscar a extranjeros para admirar y creó al Chapulín.

El Chapulín utiliza un traje especial; claro, no lo ayuda a ser más rápido ni tampoco a volar, pero sus mallas y calzoncillos por fuera lo ubican dentro de la moda “aceptable” para los superhéroes.

El color del traje no fue casualidad. Aunque sin un significado especial, el color rojo se debió a que si se hacía verde, como comúnmente son los chapulines, no iba a lograr contrastar con la pantalla verde en la que Chespirito y su equipo realizaban las tomas para lograr los efectos especiales.

De acuerdo con la página web oficial de Chespirito , el Chapulín no es un antihéroe, como muchos quieren etiquetarlo; por el contrario, representa de muchas formas las características del hombre en América Latina: él es coqueto, mujeriego y, aunque es pequeñito y flaco, siempre que ve a una mujer hermosa, se lanza a conquistarla.

En una entrevista que le realizó el periodista Alejandro C. Valdés a Chespirito, Gómez Bolaños explicó el origen del Chapulín, detalla la web www.chavodel8.com .

Comentó que un científico que estaba al borde de la muerte quiso heredarle a un hombre honesto su más grande invención: las pastillas de chiquitolina. El Chapulín fue la única persona con buen corazón y honesto que fue a visitarlo y, de esta forma, recibió el gran regalo y, de paso, una gran responsabilidad.

El nombre completo del Chapulín fue explicado por él mismo en un capítulo de la serie. Se llama Chapulín Colorado Lane, hijo de Pantalión Colorado y Roto, y una mujer de apellido Lane (el mismo apellido de Luisa, novia de Superman).

Se llama Chapulín porque su padrino era entomólogo y había escogido cuatro nombres de insectos para bautizar a su ahijado. “Por dicha, escogieron Chapulín porque los otros nombres eran gorgojo, escarabajo y libélula”, explicó el héroe en el capítulo.

Variedad. La trama de sus aventuras era sencilla: alguna persona estaba en peligro, pedía ayuda y el Chapulín aparecía.

“El Chapulín sigue gustando porque es un humor sano, muy creativo, diferente y, sobre todo, el personaje era tan noble que creaba empatía”, explicó el comediante nacional Norval Calvo.

En total, fueron 261 episodios, estuvo al aire durante ocho años y fue transmitido en 18 países, entre ellos Brasil y Estados Unidos.

Muchos villanos se enfrentaron con el Chapulín, los cuales, generalmente, eran interpretados por Carlos Villagrán y Ramón Valdés, con apariciones esporádicas de Rubén Aguirre, Florinda Meza, Édgar Vivar, Horacio Gómez y Raúl Chato Padilla.

“Este programa tenía la ventaja de que era muy simple con historias muy claras. Son historias que pueden seguirse fácilmente con pocos personajes; esto prueba que el genio de Chespirito es algo que no tiene igual”, explicó el experto en televisión José Mairena.

Este héroe mexicano se enfrentó en escenarios tan variopintos como sus malhechores. Se le vio luchar al lado de su inseparable chipote chillón contra una banda de mafiosos en los años 20, contra los corsarios comandados por Alma Negra o contra pistoleros en el Viejo Oeste.

Chespirito y su equipo de producción fueron pioneros en el arte de los efectos especiales en Latinoamérica durante la década de los años 70.

Con el uso de la famosa técnica de pantalla verde ( Chroma Key ) para sustituir los escenarios, el actor logró que su personaje midiera 20 centímetros cuando se tomaba sus pastillas de chiquitolina.

Esta técnica fue utilizada en aquél capítulo donde el Chapulín visita la vecindad del Chavo y el actor se veía al mismo tiempo interpretando a ambos personajes.

El último episodio del Chapulín Colorado se grabó en 1979. Fue un especial de despedida donde varios de los actores alabaron las virtudes de este héroe latinoamericano.