Lo que no se ve en Bailando por un Sueño

De todo un poco El público en el estudio Marco Picado disfruta del baile y algunas ocurrencias de los presentadores

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Los sábados por las noches, los televidentes que sintonizan canal 7 para ver Bailando por un Sueño 3 ven solo lo que las cámaras les permite observar: un trabajo 100% planificado de entretenimiento y lleno de energía, emociones y destreza.

Detrás de cámaras del reality show, ocurre otro entretenimiento paralelo al que se disfruta en los hogares, el cual queda entre las cuatro paredes del estudio Marco Picado y solo para disfrute del público presente. Por eso, le contaremos algunos de los hechos que el equipo de Viva observó el sábado.

Desde las 6:30 p. m., las emocionadas barras apoyaban a sus parejas preferidas, armadas con porras, tambores, pitos, trompetas, camisetas y carteles.

Al faltar 45 minutos para que las parejas le sacaran brillo a la pista de baile, el conductor estelar Edgar Silva ingresó al foro y, en su camino, saludó a todos los que se topó. Él dio la bienvenida a todo el público presente y, luego, hizo las recomendaciones acerca de qué hacer ante un eventual temblor, debido al fuerte sismo sentido el viernes.

De inmediato, entraron a limpiar la pista de los sueños para eliminar cualquier suciedad.

Entonces, le correspondió a la belleza femenina hacer su entrada con el ingreso de la presentadora Cristiana Nassar y la conductora Marilyn Gamboa, quienes, con una agradable sonrisa, repartieron saludos y también algunas palabras con los asistentes.

Flor Urbina, jueza que irradia felicidad por su embarazo, ingresó con la ayuda de un colaborador de producción.

Minutos antes del inicio del octavo programa, Nassar y Gamboa bailaron al ritmo de la música de la orquesta, con tal de invertir la adrenalina. Esto se convirtió en el primer entretenimiento del público en el estudio.

Aprovechando que aún no comenzaba el programa, varios niños se tomaron fotografías con los jueces, con el fin de guardarse un recuerdo de la noche.

Diez minutos antes de las 8 p. m., los presentadores titulares se colocaron en el escenario principal para esperar a que llegara la hora de inicio del programa. Mientras se probaban las pistas que se interpretarían, ellos bailaban al son de la música.

Llegó el baile. A la hora exacta, el programa comenzó, los presentadores dieron la bienvenida y el estudio Marco Picado estalló de energía y música.

Empezaron las parejas a mostrar su baile en los ritmos de merengue, bolero pirateado y disco.

En el momento en que presentaron un video de la música disco, Silva le dio una muestra al público de sus movimientos en este baile, lo cual provocó los aplausos y carcajadas de los presentes.

Mientras salía la primera pareja de baile de la noche, conformada por Mauricio Hoffman y su soñadora Paola Vargas, al otro lado de la pista, Silva aprovechó para seguir con sus pasos de baile.

En cada comercial, todos los que sentían que la vejiga les quitaba la tranquilidad, aprovechaban para salir corriendo y visitar el baño.

Cuando llegó el momento de que el jurado diera su crítica a la pareja conformada por Greivin Morgan y la soñadora Giselle Durán, Sabrina Fuchs no encontraba la palabra para calificar y solo se escuchó “rico, rico”. ¿Quién lo dijo? Cristiana Nassar, quien estaba entre el público.

Llegó el baile de oriente y todos los hombres presentes pusieron especial atención en las bailarinas en el belly dance, quienes mostraron sus destrezas en esta danza.

Luego de que las participantes hicieron la demostración, se escuchó detrás del público el sonido de las monedas de los trajes de las bailarinas, quienes corrían para hacer a tiempo el cambio de vestuario.

En el corte comercial, el juez Humberto Canessa fue el baño para que no lo pescaran fuera de su posición al regresar de anuncios.

Luego, se escucharon las cornetas y los tambores durante los comerciales; todo mientras Nassar trataba de concentrarse para leer sus notas, por lo cual bromeó al pedir que no le hicieran bulla.

En el momento en que Silva les informó a los jueces sobre el reto entre Fuchs y Canessa, el público le dijo a Martín Aldaburo que fuera él quien demostrara sus pasos de baile. Muy nervioso, el juez contestó con una disimulada sonrisa.

Constantemente, las maquillistas entraron para auxiliar a los jueces y presentadores y evitar que el brillo se notara en sus rostros.

Al final, se retiraron los bailarines; salió, poco a poco, el público, y se apagaron las luces de la octava noche en la pista de los sueños.