Con la sonrisa que mantuvo durante toda la sétima temporada de Dancing with the Stars, así estaba Kimberly Loaiza antes de que arrancara el último programa del concurso de ballroom de Teletica. Frente a ella estaban dos enormes arreglos florales, con dulces incluidos, que le envió a quien conocen como “su admirador secreto”.
Esa persona desconocida volvió a manifestarse y le hizo llegar los presentes como “muestra de apoyo”. Kimberly permanece con incertidumbre, pensó que en la última gala finalmente sabría de quién se trata, mas no fue así.
“Acabo de ver los arreglos y por más que revisé las tarjetas por todas partes, no encontré de parte de quién llegaron. Quería saber quién era, pero me quedaré con la incertidumbre”, comentó la finalista.
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El tema de esta persona desconocida que envía detalles a Kimberly ha dado mucho de que hablar porque durante muchas galas le ha enviado vistosos presentes (por ejemplo, fresas cubiertas de chocolate); por ello, la presentadora, de 31 años, tenía la esperanza de que finalmente en este último programa saldría de la duda.
“No sé qué plan tendrá para darse a conocer”, agregó Loaiza.
Una noche especial
Más allá de las flores, este domingo 25 de setiembre, la prioridad de Kimberly es la gala.
La participante llega a la final con una lesión en un tobillo, que incluso le impide caminar con normalidad, aún así, insiste en que las limitaciones están en la mente y que para ella lo principa es dar el mejor espectáculo.
Antes de la gala manifestó su emoción y alegría y contó que lo más especial esta noche es contar con la compañía de su mamá, de su hermana, de su abuela y de su tía.