Julieth Restrepo vive uninfierno en La promesa

La actriz colombiana interpreta a Ana Aguirre, víctima de la trata de personas. Viva habló con esta joven intérprete, quien confesó la difícil tarea que fue darle vida a una esclava sexual

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ana Aguirre es una joven soñadora, quien cae en las manos de un grupo delictivo que se dedica a la trata o comercio ilegal de personas, donde es obligada a la esclavitud sexual y laboral.

Esta es la historia de la nueva serie colombiana La promesa, que se transmite por Repretel, canal 6, de lunes a viernes, a las 10 p. m.

Su protagonista, la actriz colombiana Julieth Restrepo, de 25 años, quien le da vida al personaje de Ana, habló con Viva durante una entrevista telefónica desde Bogotá, Colombia.

Con solo siete años de carrera profesional, Restrepo ha actuado en más de 20 producciones y cuenta con dos premios por su actuación.

Su voz proyecta serenidad y sus palabras reflejan el sentimiento de afinidad que le ha generado la serie, para con aquellas mujeres que han atravesado esta situación.

Es su primer papel protagónico, ¿cómo fue llegar al primer día de grabación?

Fue muy chévere. Empezando por el inicio de la vida de Ana, por la presentación del personaje. Los nervios del día anterior son increíbles; yo no dormía pensando en que quería hacer todo muy bien. Me dieron una bienvenida muy cálida, y eso facilitó dejar los nervios de lado y que me pudiera entregar al personaje como tal.

”De ahí en adelante fue un viaje sin retorno, porque fue muy intenso, muy fuerte emocionalmente”.

Intenso, ¿en qué sentido?

Un poco por los horarios de trabajo, porque eran jornadas largas pero, sobre todo, muy intenso emocionalmente porque para mí fue un reto personal desde el comienzo hasta el final. Llegaba a mi casa ya después de trabajar y no podía dejar de llorar, no entendía de dónde salía todo ese dolor, pero, al final, sabía que estaba todavía tratando de desconectarme de las emociones que había trabajado en el día.

”Es un tema muy fuerte, y ya por ahí uno empieza a darse cuenta de que es muy emocional todo lo que puedes desarrollar. Pocos personajes te permiten hacer eso”.

¿Cuáles son esos sentimientos que llegó a experimentar mientras interpretaba al personaje?

Primero, una vulnerabilidad absoluta que yo nunca había sentido ni como mujer ni como actriz. El primer día que recuerdo, nos paramos en el set de Panamá, donde nos ponían ropa chiquita por primera vez; donde nos enfrentan con un montón de hombres en un bar, que es el primer encuentro de estas chicas como los personajes.

”Estar tan expuestas, tan débiles y tener ese sentimiento de dejar todo lo que querías, a toda tu familia y saber que no sabes cuándo la vas a poder volver a ver... y luego pensar en las mujeres que de verdad han vivido eso. Es una tristeza y es algo que te aprieta el alma, y tú no sabes cómo salir de eso, porque son muy pocos los momentos de alegría que pudimos experimentar en la serie.

¿Cómo se preparó para interpretar su papel en La Promesa?

Empecé a buscar todo los referentes, como el Internet, videos de testimonios de chicas que se han encargado de dejarlos ahí grabados para que la gente los vea. Hay muchos documentos que encuentras en Internet, muchos libros donde también encontré mucha información de este tema de la separación de la familia, no siendo víctimas de la trata de personas, pero ese sentimiento de alejarte de lo que más quieres.

“También vimos varias películas. El resto del trabajo eran ensayos, reuniones con los directores y hablar mucho del tema entre nosotras. El día a día, a la hora de estar rodando, sirvió también muchísimo, porque las condiciones eran muy extremas. Rodamos en un barco oxidado, tiradas en el piso, aguantando hambre por convicción (se ríe), porque nos ayudaba a llegar a la emoción que queríamos”.

¿Cuál es la escena más difícil que le ha tocado hacer? ¿Por qué?

Tengo muchas que se me vienen a la cabeza en este momento. Lo que te contaba del primer día en el bar de Panamá. Ese día, quizás, fue el más difícil, porque el trabajo de los extras era mirarnos, desearnos y todo esto. Para mí fue muy difícil entender que era parte del trabajo, porque uno como mujer, aparte de actriz, se siente mal, intimidado, piensas que en cualquier momento te van a violar, y el hecho de tener una ropa tan chiquita me marcó mucho, pero, a su vez, me facilitó el hecho de hacer las escenas y prepararnos para el resto del viaje.

¿Hasta dónde podría llegar su concientización con respecto al tema de la trata de personas?

Yo descubrí con esto que soy mucho más sensible de lo que creía con el tema femenino y el tema de cuidarse uno como mujer. Ahora tengo una conciencia mucho más clara frente al hecho de salir a la calle y estar pendiente de que me puede pasar... estoy mucho más alerta. El tema de la trata de personas es un hecho real, que afecta a cualquier persona sin importar clase social, la ciudad en donde vivas, o el medio en donde te muevas.

“Yo vivo muy tranquila, pero el tema de estar alerta es una conciencia que me ha generado y que espero generarles al resto de chicas del mundo que puedan ver La promesa. Esto es más cercano de lo que se cree. Este problema no afecta solamente a las chicas de bajos estratos porque tengan problemas de económicos.

Un día tú vas caminando por la calle y alguien de malas intenciones te puede raptar y ahí empieza una historia diferente.

”Creo que es importante el tema de estar alerta y de querernos más como mujeres y valorar todo lo que tenemos, además de darnos cuenta de que los límites económicos no debería de desatar estas cosas”.

¿Piensa usted involucrarse en alguna organización que pueda ayudar a las personas que en la vida real atraviesan este problema?

Sí, quisiera. La Unicef, aquí en Colombia, estuvo trabajando con una agencia de modelaje y me invitaron a formar parte de la campaña, para hacer unas charlas donde hablara con las chicas que creen que si son modelos ya tocan el cielo. Ellas no se dan cuenta de que hay gente mala detrás de todo este medio. En el momento en el cual se pudo dar, antes de La Promesa, no lo pude hacer pero sigo con el firme propósito de algún día hacerlo. Lo más bonito de mi trabajo es poder llevarle ese mensaje a la gente y creo que con proyectos como La promesa uno lo puede hacer”.

En general, las telenovelas han enfocado sus historias en culebrones tradicionales. ¿Considera que estas producciones ahora pueden hacer un bien social al abortar temáticas como esta?

Creo que lo que estoy viendo a mi alrededor, es que sí nos estamos transformando, que realmente las series están apostándole a ese contenido social, que con las novelas todavía nos falta un poco más.

A veces la gente solamente quiere ver algo con lo que no tenga con qué pensar, con qué sufrir ni crear conciencia de nada. Hay público para todo, eso lo entiendo perfectamente, pero con los años he venido sintiendo que sí hay una necesidad de llegarle a la gente con un contenido más trascendental que un culebrón.

Está claro que usted en la vida real no atraviesa esta problemática, pero durante su interpretación en La promesa, ¿encontró alguna coincidencia con su personaje? ¿Tienen algo en común?

Yo creo que las dos estamos llenas de ilusiones. Las hemos llevado a cabo de manera diferentes, pero creo que las dos, en ese sentido, nos encontramos, somos chicas llenas de muchas ilusiones, con una familia que amamos profundamente. Nos une la fuerza de no rendirnos ante la adversidad y, afortunadamente, Ana es la chica que jala a todas las otras en los momentos más difíciles y yo creo que he jugado un poco ese papel en mi vida.

¿Cuál es su impresión de que La promesa esté atravesando fronteras?

Me encanta, es lo que más me gusta. Yo pensé, inicialmente, que la vería primero en Colombia, pero sentir que ha tenido tan buena acogida en otros países, me llena de mucho orgullo porque el sueño que teníamos, de traspasar fronteras, de verdad se está consiguiendo.

Atravesar estas fronteras es confirmar que si es un proyecto que le llega a todo el mundo, que no es un proyecto que se va a quedar solo con un caso como el de las colombianas sino.

¿Cuáles son sus planes para después de La promesa?

Ya la serie la terminamos de grabar en diciembre. Ahorita estoy haciendo la segunda temporada de A mano limpia. Después tengo varios proyectos cinematográficos para hacer en Colombia y uno que posiblemente va en coproducción con México. En eso me enfocaré, porque llevo ya un rato trabajando duro, porque quisiera hacerlo un ratico. También quiero dedicar tiempo para viajar, porque quiero hacer eso por un buen tiempo.

”Cuando terminé la primera temporada de A mano limpia, empecé inmediatamente con La promesa y cuando la termina, empate con la segunda temporada de A mano limpia... entonces será un tiempo como para dedicar un día a los proyectos más cortos”.