Galilea Montijo suspira por Mateo, su pequeño gigante

Ser esposa y madre son los dos roles favoritos de esta carismática conductora, que hoy vuelve a la TV en la final de Pequeños Gigantes

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La conductora mexicana Galilea Montijo asegura tenerlo todo, por lo que para ella pedirle más a la vida sería un completo gesto de egoísmo, y esta palabra no está dentro de su vocabulario personal.

Sus días transcurren entre atender a su pequeño Mateo, quien ya casi cumple cuatro meses, compartir con su esposo Fernando Reina y dividir su tiempo entre el programa matutino de Televisa Hoy, y el reality show Pequeños gigantes 2.

Si al finalizar el párrafo anterior usted se pregunta de dónde saca el tiempo Galilea para cumplir con sus compromisos, ella misma da la respuesta: “El secreto está en que hago lo que me gusta y lo comparto con quienes amo”.

La maternidad la llevó a revivir sentimientos de ternura y nobleza, los cuales hoy disfruta plenamente. A pesar de ser siempre una mujer sensible, esta característica se maximizó con la llegada de Mateo.

Sobre esto y la final de Pequeños gigantes 2, que se transmitirá hoy por Repretel canal 11, a las 8 p. m., habló Galilea desde México.

En Pequeños gigantes muestra una gran sensibilidad con los niños. ¿Eso siempre ha sido así o se desarrolló con la maternidad?

Confieso que siempre he sido una mujer muy sensible en la vida. Existen muchas cosas que me mueven, y quisiera tener una varita mágica para arreglar muchas cosas en el mundo. Definitivamente, el ser mamá me ha cambiado por completo la perspectiva de la vida, sobre todo en el hecho de que veo reflejado a Mateo en cualquier niño o niña. Soy el triple de lo sensible.

¿Cómo maneja el hecho de ser mamá y su trabajo en el programa Hoy y en Pequeños Gigantes?

Gracias a Dios, el programa de Pequeños gigantes podemos grabarlo una vez a la semana y mi trabajo me permite estar la mayor cantidad de tiempo posible con Mateo. Cada vez que puedo lo traigo conmigo, y también me siento muy bendecida de tener un marido que me apoya en todo lo que quiero.

¿Ese apoyo la hace sentirse plena en estos momentos?

Claro. Tengo todo lo que quiero: un esposo y un hijo al que amo con todo mi corazón y son mi razón de ser. A nivel profesional, me siento muy bien con el trabajo realizado. No podría pedirle más a la vida.

Los niños son su debilidad y eso lo podemos ver en Pequeños gigantes. ¿Cuál es la clave para lograr esa complicidad?

La clave es ponerse al nivel de los niños. Es increíble cómo los niños te recuerdan esa hermosa inocencia, que nosotros como adultos hemos ido perdiendo poco a poco. Ellos, realmente, se comportan como una familia y ven esto como un juego, más que como una competencia. Sin embargo, no deja de haber lágrimas y hasta a veces me meten en cada aprieto, pero la verdad es que me hacen divertirme.

¿Qué le ha dejado el ser la conductora de este reality show?

La verdad es que tanto la primera como la segunda temporada han sido maravillosas. Ver el gran éxito que tenemos a nivel internacional nos emociona muchísimo. Cuando me propusieron ser la conductora de Pequeños gigantes y grabé el piloto, la verdad es que fue muy mágico y luego, cuando Televisa lo aceptó, me emocioné muchísimo. El trabajar con los niños puede ser complicado, porque no tienen tiempo y a veces suelen ser demasiado sinceros, como lo pueden ver en el programa, pero ha sido una gran experiencia el trabajar con ellos.

En más de una ocasión la han puesto en aprietos frente al público. ¿Disfruta de esos momentos?

Por supuesto que sí (ríe). En cada programa los niños me recuerdan lo importante que es reírme de mí misma y disfrutar de la vida. Eso es algo que debo de agradecer a cada uno de estos pequeños gigantes.

Cada vez que sale algún escuadrón, usted llora con cada uno de ellos. ¿Cómo es la relación detrás de cámara con los chicos?

Es cierto y no lo puedo evitar. Te vas volviendo como cómplice de los niños, los vas conociendo a ellos y sus historias. Muchísimas veces pudiera parecer cruel, porque piensan que cómo podemos hacer llorar a un niño, pero este programa nos permite ayudarlos de alguna manera. Nos convertimos en familia durante tres meses.

¿Qué tuvo esta temporada y que faltó en la anterior?

Esta temporada estuvo muy padre y grato. En esta oportunidad se unieron al programa niños latinos que viven en Estados Unidos y se les abrió la puerta del programa para que vinieran a mostrar su talento. Eso fue grandioso.

Si usted fuera una participante de Pequeños gigantes, su papel sería ¿el de capitana, bailarina o el de cantante?

(Ríe) Sinceramente amo ver bailar a los niños, me encanta escuchar cantar a los niños, pero debo de confesar que realmente sería una excelente capitana.

¿Por el papel de líder?

(Ríe) En realidad no sería por ser líder, sino porque no sé bailar o cantar como ellos, y recibiría muy malas calificaciones si me arriesgo.

¿El ser tan genuina frente a las cámaras fue lo que la llevó a ser la reina de Pequeños gigantes?

Yo creo que sí. Cuando las cosas son para ti, de alguna u otra manera te llegan. La verdad es que yo voy a estar eternamente agradecida de formar parte de la historia de estos pequeños, que sé que en un futuro no muy lejano serán grandes estrellas en el mundo.