Karla Pericón, tica que sobrevivió al atentado del 11 de setiembre: ‘Empecé a llorar y correr. No sabía para dónde agarrar’

El 11 de setiembre 2001, el dolor de una joven costarricense sobreviviente capturó la atención de los medios de comunicación nacionales tras el atentado en Torres Gemelas

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El 11 de setiembre del 2001, los costarricenses escucharon de boca de Karla Pericón, una conmocionada joven de 23 años, la síntesis de dolor y el miedo sentidos alrededor del mundo entero durante el atentado contra las Torres Gemelas.

Noticiarios y periódicos nacionales narraron su testimonio de sobrevivencia y asociaron para siempre el nombre de Karla Pericón con los atentados del 11 de setiembre.

Ese día, la tica se convirtió, involuntariamente, en una de los protagonistas de un hecho que cobró la vida de más de 5.000 personas.

La joven se presentó a un día normal de trabajo en el Banco de América, que se localizaba en el piso 11 de la torre norte del Centro Mundial de Comercio.

A las 8:46 a. m., un fuerte sacudido detonó el inicio de su escape de una de las mayores catástrofes de la historia mundial.

Diez años después, su voz todavía se conmueve al recordar su pánico al observar la caída de las torres y cómo corrió por la ciudad hacia un ferry, obedeciendo a su instinto de alejarse de todo.

¿Cómo fue que se sintió el impacto del avión contra la torre?

Yo estaba sentada en una mesa larga y de un pronto a otro todo se empezó a mover. Yo dije: “¡Dios mío está temblando!” Y salí corriendo, pero un compañero me agarró y me dijo: “No, Karla, aquí no tiembla”.

“...Mi jefa nos reunió a todos, nos dijo que cogiéramos las cosas y saliéramos con calma.

Tomamos las escaleras de emergencia y la gente gritaba que habían puesto una bomba”.

¿Cómo lograron salir?

Cuando yo llegué al primer piso, la puerta de emergencias estaba cerrada. Todo el mundo se puso histérico y gritaba. Regresar era imposible por la cantidad de personas que bajaba. Entonces, unos compañeros le dieron una patada a la puerta y la tiraron.

¿Que pasó afuera ?

Cuando el segundo avión se estrelló, me puse peor. Empecé a llorar y correr. No sabía para dónde agarrar. Había un río y me iba a tirar, pero un muchacho me dio la mano y salimos corriendo. No llevábamos ni media cuadra recorrida cuando cayó la primera torre.

¿En qué momento pudo comunicarse con su familia?

Fue hasta horas de la noche y regresé a casa hasta el día siguiente.

¿Cómo fue esa primera conversación con su mamá?

Fue puro llanto, angustia, susto. De parte de ella, también tranquilidad al saber que estaba bien. Durante todo el día, la llamaron para darle el pésame.

¿Fue difícil hablar con los medios ese día?

Cuando me llamaron la primera vez yo estaba bastante nerviosa. No sabía qué iba a decir, ni de que iba a hablar porque me tomaron por sorpresa.

“... El hecho de poder escuchar gente de mi país me hizo sentirme más segura, fue como un apoyo”.

¿Sintió alguna motivación especial para compartir su historia?

Realmente fue una ayuda el poder hablar y expresar lo que había vivido. Dentro de la ayuda que recibimos, nos incentivaron hablar sobre lo que había pasado, para poder sanar el dolor que sentíamos.

Días después, usted visitó la Zona Cero con la televisión, ¿cómo fue la experiencia de volver ?

Yo no me imaginaba que iba a volver tan pronto. Sentí mucho dolor, recordé a mis amigos, la forma en que trabajé. Fueron demasiadas emociones.

En estos años se han producido muchas películas y documentales sobre los hechos, ¿hay alguno que aprecie, especialmente, por ser un buen tributo a las víctimas?

Yo aprecio cada uno de los proyectos. Cada uno me hace recordar y apreciar la vida. Cada uno es como una campanita que me toca y me dice: “Karla, de verdad hay que darle gracias a Dios por que estoy aquí, porque estoy bien”.