El Topo: Veámonos en este espejo

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Es difícil de medir el grado de intoxicación al que estamos sometidos desde que aparecieron las redes sociales, pero es imposible no tener la percepción de que, en los últimos días, ha habido una especie de implosión de intolerancia, desubique, ataques, afrentas y una guerra en cadena, una especie de dominó macabro en el que reinan el odio exacerbado y la incapacidad de autoanálisis antes de postear cualquier barbaridad, creyéndonos reyes absolutos de la verdad y, también, de la impunidad.

Mucha verborrea se nos puede ir en un tema que se ha vuelto inacabable. En cambio, estos Topos estamos quietos en base en nuestras madrigueras desde hace unas semanas, cuando empezamos a consumir una espectacular serie británica disponible en Netflix, que no se podía llamar de otra forma: Black Mirror ( El espejo negro ) y que muestra –además, con un nivel de guiones y producciones de una calidad inmejorable-- cómo la tecnología nos ha ido transformando sin que la sociedad parezca entender el peligro real, y hasta dónde podríamos llegar.

Pero hay algo básicamente aterrador: la serie arrancó en el 2011 con un tenor “futurista”, pero resulta que hoy, apenas cinco años después, sentimos como un pelotazo (con bola de boliche) en el estómago al ver sus episodios y percatarnos de que buena parte de ese dizque futuro ya nos alcanzó: estamos metidos hasta la coronilla en una revolución de odio cibernético y de la validación del ser humano según el número de “likes” que obtenga.

Dicen que no hay mejor fiscal de uno mismo, que uno mismo. El problema es cuando la inmediatez por publicar, despotricar, ganar un pulso verbal armados –muy “valientes”– de un teclado nos tiene tan obnubilados que a menudo lo último que se hace es pensar en las consecuencias de lo que se va a soltar en la nube, no pensamos en que cualquier “atoyadero” cibernético en este momento, es un desparramadero imposible de recoger.

En estas semanas que hay más tiempos muertos que en otras épocas del año, saquen el ratico, consuman Black Mirror . Lo demás, vendrá por añadidura. Tras vernos pintados en ese espejo dantesco, como mínimo encararemos el año que viene asidos a una de las cualidades más ausentes en la actualidad: la prudencia. Un poquitico, así sea que arranquemos el 2017 con un poquitico de prudencia, ya es una enorme ganancia en solitario y en colectivo. He dicho.

Hablando de ganancia, el otro día nos encontramos a Édgar Silva Loáiciga felizmente distendido, por las calles de Tibás. En una breve conversa y mientras saludaba a tanta gente que lo sigue reconociendo y mostrándole su afecto, Silva nos contó que aún le parece surrealista poder sentarse a hacer planes para diciembre en lugar de estar preparándose para el mes más duro de trabajo, como le correspondió hacer durante más de 20 años como uno de los conductores estrella de canal 7.

Ojo que lo último que hace Silva es quejarse de lo anterior En su momento, asegura, fue lo suyo y fue maravilloso y enriquecedor, pero la nueva etapa que vive desde hace dos años, cuando se desligó de su trabajo como periodista de televisión, ha aprendido a disfrutar otro tipo de mieles de vida, como dormir tarde, tener tiempo de calidad, andar por todo el país ofreciendo charlas sobre una de sus especialidades (catación de café) o bien, sobre la capacidad de reinvención del ser humano, como la que ofreció hace unas semanas en Pérez Zeledón ante un nutrido auditorio. ¿Ven? Edgar fue uno de los que debió acostumbrarse a lidiar con el vaivén de opiniones a favor o en contra suyo, durante tantos años en televisión.

Nadie es inmune al bullying . Nadie. Solo que alguna gente aprende a convivir con esa situación y los años y la experiencia también ayudan a diseccionar de dónde vienen los balazos. Por lo visto, Silva tuvo el buen tino de esquivar los balazos de odio y sacó provecho de eso: hoy, cercano a la icónica edad de 50 años, Édgar Silva puede rajar de que pasó por donde asustan, vivió tiempos maravillosos y logró cambiar de chip, de trabajo y de vida sin sacrificar esa esencia que lo ha caracterizado desde siempre.

Otro personaje nacional que nos sorprendió para bien fue el técnico herediano Hernán Medford, quien se confesó con la Revista Dominical de este diario al ser elegido uno de los personajes noticiosos de este 2016, y de la lectura se desprende que Medford también ha ido acopiando sabiduría y paciencia a sus 48 años, eso sí, sin perder ni un ápice de ese temple que lo ha caracterizado siempre y que lo convirtió en uno de los futbolistas más exitosos del país e, igualmente, en uno de los directores técnicos más prometedores. Otro dato interesante es que Hernán está soltero y dedicado a su trabajo y a sus hijas. Lo que no sabemos es si esa “soltería” implica que también está “a la orden”, eso habría que preguntárselo a Hernán porque en la entrevista, ese detalle quedó, como dicen en el argot, picandito y en el área.

Uno que soltó la sopa y confirmó que no solo no está soltero, si no que mucho menos, a la orden, es el guapísimo y carismático cantante nacional Pedro Capmany. El vivazo de Edgardo Camacho lo entrevistó en el programa La Roncha y Pedrito no puso ni los codos: se fue resbaladito y contó no solo que tiene novia, si no que llevan un año juntos y, por lo que oímos, dedujimos que está sumamente enamorado.

Quien lo diría. Así con esa carota de buenazo que tiene el empresario Don Stockwell, ahí donde lo ven está interpretando a un asesino psicópata en una serie de televisión que se estrenaría el otro año y que se llama Miami on Alert .

El empresario estuvo por estos días grabando parte de sus escenas en el Miami Detention Center (una cárcel real a la que obtuvo acceso la producción para el filme) y parte del resto del staff está integrado por su exesposa, Carolina Tejera, y el veterano y reconocido actor venezolano, Víctor Cámara.

Stockwell contó que una de las escenas más difíciles que ha interpretado hasta ahora es cuando su personaje, totalmente endemoniado, enfrenta cara a cara a Jesús y lo maldice con todas sus fuerzas. “El actor es tan idéntico al imagen que uno tiene del Señor que me costó un mundo poder lograr el odio necesario para la escena Cuando por fin lo logré, tuve que literalmente rezar con él para sacar el demonio que sentí que invoqué”, contó Stockwell, quien fijo en estos días se pasará un ratico hincado en granos de maíz mientras agrega unas cuantas oraciones, como por si las moscas, hacerse la limpia total. Así de impresionado quedó.

Tres personajes conocidos han pasado por contingencias de salud en estos días: Isidor Ash, guitarrista y fundador del Grupo Marfil, se llevó tremendo susto hace un par de semanas con un subonazo de presión. Por dicha, el ya legendario músico nacional tomó cartas en el asunto inmediatamente y dicen que está siguiendo las recomendaciones médicas al pie de la letra. Si a sus 60, parece de 50, ahora que se aliste para pasar Riteve puros dieces en unos meses, diay va a parecer de 40.

También estuvo hospitalizado el técnico del Municipal Liberia, Marvin Solano, quien fue a parar al San Juan de Dios por una molestia en la vesícula. El muy querido Marvin Solano, como recordarán, se había llevado un susto marca Pisuicas hace un tiempo, cuando tuvo problemas con el corazón. Por dicha, al parecer este no es el caso y esperamos que Solano se recomponga totalmente para que le entre con todo al 2017.

Finalmente, ese luchador que es el actor César Meléndez sigue batallando contra un padecimiento estomacal y en las últimas semanas se supo que también estuvo hospitalizado. Sobra decir que César es uno de los actores más queridos y respetados del país, así que a él también le enviamos nuestros sinceros deseos de pronta recuperación. Él es un luchador de casta, como sabemos por su historia, así que no dudamos de que está dando la lucha por su salud como un verdadero titán.