El mundo que creó ‘Sense8’

Durante dos meses, el equipo de la nueva serie de Lana y Andy Wachoski viajó entre continentes para contar una compleja historia de ciencia ficción.

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Es fácil ser escépticos con Sense8 si tomamos como referencia los últimos trabajos de los hermanos Wachowski.

Sí, hicieron Matrix en 1999 y, en su momento, fue una impresionante ruptura en el cine de ciencia ficción. El resto de sus producciones ( Cloud Atlas , El destino de Júpiter ) quizás han mantenido –y mejorado– la calidad de los efectos especiales, pero hay algo en la esencia de las historias que ha carecido de intimidad o trascendencia.

Netflix tomó un riesgo al transmitir Sense8 y eso queda claro en Sense8: Creating the World , el documental que se estrenó a principios de agosto e n la misma plataforma de video.

El elenco de la serie es una familia enorme: además de contar con ocho personajes principales, Lana y Andy Wachowski tuvieron que reclutar un convoy de técnicos para recorrer las ciudades en las que discurre su nuevo proyecto.

Si viendo los 12 episodios –que Netflix puso para descarga directa desde principios de junio– no quedaba claro la gran cantidad de plata que se invirtió para producirlos, el documental de media hora lo deja en evidencia.

En entrevistas con los actores y equipo de producción queda claro que la experiencia que vimos en la pantalla chica se queda corta con la adrenalina que vivieron casi como una familia, durante los dos meses de trabajo.

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Los Wachowski no escatimaron en gastos. Se dieron el holgado lujo de trasladar a su equipo entre continentes de un día para otro, con ajustados tiempos de grabación y de viaje.

Aún así, todas las historias de Sense8 se filmaron en locación –Estados Unidos, México, Inglaterra, Islandia, India, Corea, Kenya y Alemania–; las escenas dentro de aviones se hicieron en pleno vuelo; las tomas del desfile de Orgullo Gay en San Francisco se grabaron en vivo, con los personajes mezclándose entre las multitudes reales.

En cada ciudad establecieron contacto con actores locales, gente reconocida en la televisión y cine de sus respectivos países. Pidieron permisos para grabar en sitios que, probablemente, si los hubiera solicitado otra persona, habrían sido fácilmente negados.

Lo que vemos en Sense8 es real no solo en el sentido en que, buscando la máxima fidelidad de la historia, alcanzaron grabar con público orgánico muchísimas de las escenas; sino que, además, los Wachowski lograron contagiar a sus personajes principales de la verdadera esencia de su thriller : la conexión humana es un lenguaje universal capaz de superar barreras de origen étnico, cultural y geográfico.

Véalo en Netflix.