El Canal A&E estrena este 2014 su segmento de miniseries con una pieza magistral, Carlos el Chacal , producción de tres episodios en la que se podrá conocer la osadía y desventura del terrorista más buscado en el mundo entre las décadas de los 70 y 80: Ilich Ramírez Sánchez, alias “Carlos El Chacal”.
De acuerdo con información proporcionada por A&E, la vida del sagaz y sanguinario mercenario es magistralmente interpretada por el actor venezolano Edgar Ramírez, quien logró con este rol afianzarse en la meca del cine, de la mano del director francés Olivier Assayas.
A partir de entonces, Ramírez ha ido consolidando su figura en la meca del cine.
Y es que ambos además de unir sus talentos para conquistar el Globo de Oro a la mejor miniserie, fueron reconocidos por la crítica con nominaciones individuales a este prestigioso galardón, así como a los Emmy Awards en 2010.
El filme, a lo largo de 5 horas y media, devela los andares de Ilich Ramírez Sánchez, un venezolano que aprovechó su brillante mente para delinquir sin reparos en nombre de ideales de extrema izquierda pero que, al igual que sus innumerables disfraces y seudónimos, ocultaban en realidad su ambición de liderar una red de criminales a sueldo, capaces de burlar complejos sistemas de seguridad en países de Europa como de Oriente Medio, durante los últimos años de la Guerra Fría.
La destacada interpretación de Édgar Ramírez recibió elogiosas críticas de medios como The New York Times y el inglés The Guardian, a raíz de su estreno.
Ramírez es acompañado por un elenco de primera, encabezado por Nora von Waldstätten, quien interpreta a Magdalena Kopp, esposa de Carlos; Alexander Scheer como Johannes Weinrich, mano derecha de El Chacal , entre otros.
El bloguero español especializado en el tema, Alex Sanz Vicente, ofrece una retrospectiva oportuna, en vista de que la historia de Ramírez podría empalidecer ante los “avezados” terroristas que ha arrojado el mundo moderno y globalizado.
“Lo peor de ser un mito es seguir vivo para verlo. Carlos ‘El Chacal’ es un mito, un mito del terrorismo, de esa época en que algunas luchas todavía parecían tener sentido, un mito vivito y encerrado que cada día se parece más a un Arturo Fernández con la cara de Rubén Darío.
“Es, por tanto, un mito mitificado por las películas, las series y las novelas esas de perseguir gente. Es un ente abstracto que parece pulular por los imaginarios colectivos como el megamafioso que nunca llegó a ser, invisible, parapetado tras mil disfraces y rodeado de contactos tanto en un lado como en el otro.
De ahí que por eso sea tan necesaria una serie como Carlos, quien aún de terrorista, seguía siendo Carlos: el hombre imperfecto, machista y manipulador; demagogo a manos llenas en un mundo que admitía la demagogia para pensar que otro mundo (y otro ser humano) eran posibles”.