Édgar Murillo habla de ‘Spelling Bee’: ‘Ya me puedo graduar de maestro de kínder’

El presentador de Teletica afirma que cada domingo, durante el programa, se siente en ‘una fiesta de niños’; también confiesa que ha tenido que aprender a ‘controlar el payaso’ que lleva dentro

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Cuando a Édgar Murillo le ofrecieron presentar Spelling Bee no dudó en aceptar la oportunidad. De todas formas, ya tenía experiencia como conductor en Tu cara me suena y está acostumbrado a las cámaras.

Entonces, ¿qué podía salir mal?

La respuesta sería que hasta ahora nada, aunque sí reconoce que este proyecto ha sido totalmente diferente a lo que imaginó. Pese a que se había estado preparando y había visto algunos programa de este formato que se presenta en países como Inglaterra y Australia, realmente no sabía cómo iba a ser trabajar con tantos niños.

De hecho, Édgar define este proyecto como uno de los más retadores que ha tenido frente a cámaras.

“Ha sido una experiencia muy diferente a todo lo que había hecho. Creo que es el reto más grande que me ha tocado como presentador, probablemente más que Tu cara me suena, que es el programa al que llegué a conducir sin tener experiencia. Este es un formato muy diferente en muchos aspectos, pero sí, es un reto muy bonito y no puedo estar más contento”, afirma.

El también comediante incluso reconoce que ha tenido “que controlar un poco el payaso” que lleva dentro, pues, aunque le gusta hacer comentarios graciosos y espontáneos, tiene claro que no es lo más adecuado. Afirma que “se me ocurren chistes y no es un programa como de chiste”.

Además, en lugar de estar haciendo bromas, tiene que concentrarse en lo que pasa en el set, pues hay “mucha presión”.

“El juego realmente requiere un nivel muy grande de concentración de parte de todos los que estamos ahí, porque hay que estar pendientes de cómo está deletreando el niño, de cuando se equivoca y yo, en particular, tengo que estar pendiente de cuántas palabras han deletreado bien. Yo no sabía que iba a demandar tanta concentración”, confiesa.

De emociones

Si bien ha sido una experiencia enriquecedora, Édgar es enfático en que también ha sido muy complicado estar frente a los niños cuando deben abandonar el programa.

Hay rostros tristes; unos lloran y otros intentan ocultar sus sentimientos... Es inevitable.

“No queremos que se vaya ninguno, eso es muy complicado y afecta a todo el mundo... Es que ¿cómo no le va a afectar a uno que un niño salga de la competencia?”, explica.

Aún así considera que es una oportunidad de crecimiento para los pequeños.

“Sabemos que es un golpe duro a una edad muy temprana, pero también sabemos que los niños que llegaron a este programa fue porque fueron elegidos entre muchísimos niños y deben sentirse orgullosos porque lo intentaron.

”Sin embargo, al final, es una competencia y todos nos llevábamos golpes en la vida. Es enfrentarse a perder, la vida es así: a veces se pierde, a veces se gana. Es enfrentarse a perder en un ambiente de mucha amistad, de mucho juego, de mucha alegría y de mucho aprendizaje”, dice.

Así como los niños se llevan aprendizajes, él también. Édgar vacila diciendo que incluso ya puede ser maestro y dar clases.

El presentador, quien se siente afortunado por haber sido elegido para este proyecto, reconoce que Spelling Bee es un espacio que lo ha llevado a estar domingo tras domingo en una verdadera fiesta.

“Básicamente, ya me puedo graduar de maestro de kínder; de hecho, a partir de aquí, voy a buscar trabajo como profesor de preescolar. Al final, son niños y todos lo tenemos presente; o sea, no estamos hablando con el elenco de Tu cara me suena o de Dancing with the Stars, que son todos profesionales que están haciendo su trabajo. Nosotros sí estamos trabajando, pero los niños están viviendo su experiencia y como tal, quieren divertirse”, asegura.

Entre risas, Édgar finaliza diciendo que lo más gratificante es ver la inocencia de los pequeños y estar presente cuando “de vez en cuando cuentan sus chistes, sus adivinanzas y hacen lo que hacen los niños: jugar. Eso es algo que detrás de cámaras pasa mucho y se convierte en un ambiente muy bonito, porque es como estar en una fiesta de niños”.