‘Doctor Who’: Una serie y un Doctor imposibles

Doctor Who dio inicio a su octava temporada con la tarea de ayudar a la BBC en su expansión mundial. La serie de ciencia ficción cumplió 51 años.

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Su ingenio no tiene par en el universo; viaja por el tiempo a bordo de una cabina telefónica, cambia de rostro cada vez que muere, tiene alrededor de 2.000 años (puede que mienta) y le fascina la humanidad, particularmente por los británicos del siglo XXI. También es extraterrestre... ¿Quién es el Doctor?

La serie británica Doctor Who empezó hace una semana la octava temporada de su segunda etapa. Es el seriado de ciencia ficción más longevo del mundo y quizá hasta de la galaxia o toda la creación. Su emisión empezó un día después de la muerte de Kennedy, en noviembre de 1963.

Y ahora empieza una nueva era, con Peter Capaldi como la doceava encarnación del Doctor.

Él es un Timelord y su nombre es un misterio. Es la pregunta del fin de los tiempos.

Así es todo en Doctor Who , un intrínseco laberinto de tramas infinitas.

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Serie eterna.

Para empezar a explicar, la serie utiliza una fórmula muy británica y similar a la del 007: el actor cambia mas no el personaje, aunque cada rostro agrega una personalidad y una vestimenta muy particular.

Hasta la fecha hay 12 doctores oficiales, además de algunos otros que han hecho cortas apariciones ya sea en televisión o en los cómics, radiales y demás productos asociados. En esto también la discusión es larga.

En la ficción, los Timelords son, posiblemente, la raza más evolucionada del universo, condenada al exterminio por su propia mano en la Guerra del Tiempo. Solo queda el Doctor, prácticamente inmortal. Cada vez que sufre heridas letales renace con un rostro y una personalidad completamente nuevas (nuevo actor).

Viaja en la T.A.R.D.I.S. (Time And Relative Dimensions In Space, o dimensiones relativas en el tiempo y en el espacio). Desde los años 60 el dispositivo de camuflaje se trabó en la forma de una cabina telefónica de policía de la época, con un distintivo color azul. Su capacidad para desplazarse libremente por el tiempo no es siquiera lo más llamativo, casi todos se asombran por el hecho de que es “bigger on the inside”, o más grande por dentro que por fuera.

En lo externo, el Doctor no es más que un Peter Pan universal. Pero en su interior, como la Tardis, es un gigante que lleva la carga de ser el único agente de orden en un universo de caos. Una combinación que fácilmente inclina a cualquier persona a la megalomanía, un mal que crece en su interior a medida que se autoreflexiona como último de su especie, con la responsabilidad, no siempre cumplida, de proteger a la creación de los desmanes de los viajes en el tiempo y la tiranía. También conjuga una manía especial por irrespetar el juramento principal de los timelords : nunca intervenir, solo observar.

Para contener el mal en su interior precisa de compañía. Han sido –más o menos– 29 acompañantes en el largo trajín de la serie, dependiendo de si se cuenta a las familias y parejas de sus acompañantes, quienes suelen ser mujeres.

Sus acompañantes tienen destinos fatales, mueren o peor, perdidas en dimensiones alternas y momentos invariables del tiempo y el espacio.

Si a los viajes en el tiempo, le agregamos los desplazamientos espaciales, las múltiples dimensiones y la colaboración de varios de los mejores escritores del Reino Unido (Neil Gaiman uno de ellos), la fórmula se hace infinita. No se puede cometer un error de continuidad que no tenga reparo y las premisas son alterables porqué, como dice su esposa, la regla número es “el Doctor miente”. Sobra decir que no es realmente el último timelord y es mucho más que un timelord , quizá hasta humano.

De los villanos ni se diga. Están desde los clásicos, como los Daleks que en buen tico son chunches más parecidos a lavadoras andantes, hasta los más modernos y tenebrosos representados por los Ángeles Llorones, unos sádicos asesinos galácticos que se alimentan de energía temporal y tienen forma de estatuas que solo se mueven cuando nadie los ve, o el Silencio, una raza con particular afinidad por las conspiraciones que viste como agentes del FBI y tiene el temible poder de borrarse de la memoria.

La complejidad es la única norma.

La invasión británica.

Junto al satírico programa de aventuras y automóviles Top Gear y la dramática interpretación que Benedict Cumberbatch le da a Sherlock , Doctor Who es la carta de presentación para introducir la BBC a las pantallas del mundo.

En mucho ha ayudado las numerosas referencias en The Big Bang Theory y cuanta serie geek .

También el acceso que permite Internet. En Costa Rica, por ejemplo, el canal BBC Entertainment (que sincronizó con el estreno mundial de la octava temporada) solo se puede ver en el paquete básico de Cablevisión, pero en Netflix están disponibles las siete temporadas de la actual versión de la serie.

El especial del 50 aniversario no solo impactó a los “whovians” con la respuesta a muchas de las incógnitas de la inacabable historia del Doctor, sino que también atrapó miradas de un público ajeno a la serie.

Así que para alivianar la siempre dolorosa transición de un doctor a otro (un fan inevitablemente llega a enamorarse del actor en turno) y extender la base de seguidores, la BBC envió a Capaldi y a Coleman a un tour mundial por destinos tan curiosos como Seúl (Corea del Sur), Sydney (Australia), Nueva York (Estados Unidos), la ciudad de México y Río de Janeiro (Brasil).