Crítica de televisión: Estadio 11: espacio para los fiebres

Innovador Se distancia de lo tradicional; falta mejorar interacción con aficionados

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Estadio 11 (E11) es la opción innovadora que Repretel presentó hace poco menos de un año contra la gran oferta teledeportiva del país.

Es presentado por Alex Mazón y Fabián Zumbado; entre los dos se da un buen manejo de la escena y del ritmo, un tono formal y relajado muy apropiado. Más que análisis duro presenta las pasiones de los fiebres. Se pasa los domingos en la noche por canal 11.

Algo que diferencia el programa es el uso de invitados mediante monitores en el set, estos se encuentran en las mismas instalaciones solo que no aparecen corporalmente, es como un pase en vivo del noticiero. Esto es interesante y coopera con el orden en set tanto en el ámbito visual como organizativo; nadie se pelea la palabra.

El único punto en contra es que esto puede representar una barrera en la comunicación ya que los invitados están distantes y la alternación entre los conductores y sus invitados se hace predecible.

La gran cantidad de secciones es un punto a favor del programa, son variadas y entretenidas, cooperan a que E11 no se torne aburrido.

Una sección muy buena es el Zipi Zape, ya que despierta una rivalidad entre los presentadores. Esta rivalidad es como un irrespeto comedido que podría mostrarse no solo en la sección, sino a lo largo del programa. Ellos “actúan” momentáneamente esta rivalidad, pero si esta postura se extiende a lo largo del programa probablemente resultaría más creíble y entretenida su posición; además, fomentaría las pasiones de los fiebres. No tiene sentido que solo durante cinco minutos se hablen de manera irreverente para luego volver a ser más formales.

La sección Los puntillazos presenta un entrevistado polémico de la semana. Regularmente usan una música muy profunda que inserta un tono villanesco en la experiencia, muy inapropiado. La polémica debe venir de las preguntas y el tema, no de una música que trate de sugestionar la audiencia para sentir la polémica; esos factores de forma son artificiales y pueden confundir al público pintando desde lo editorial “al malo”. Esto es un rasgo común en otros programas de Repretel.

Otra característica que intenta diferenciar a Estadio 11 es el “invitado Skype” (así lo llaman), algo destacado; sin embargo, conlleva un gran compromiso. Se trata de un aficionado cualquiera que se conecta con el estudio mediante Skype y una conexión casera de Internet.

Los problemas técnicos y de logística de esta particularidad son un lastre para el programa. Al ser una conexión de Internet casera la que enlaza con el estudio, usualmente se escuchan ruidos aunque no esté al aire el invitado. El otro problema que trae el “invitado Skype” es la constante caída de la conexión que deja muchas veces ausentes los criterios del invitado.

Es importante la voz de un aficionado cualquiera que refleje –entre tanto personaje– una posible posición de la afición; sin embargo, este compromiso es muy difícil de mantener debido a que no siempre se cuenta con buena conexión en las casas; entonces: ¿vale la pena buscar algo “novedoso” que no siempre se puede ofrecer?

Creo que no, ya que los presentadores se ven limitados al no tener las respuestas del invitado en el momento que lo requieran, es una decepción para ellos y para la audiencia. ¿Qué tal llevar al “invitado Skype” al mismo set? Tendría más sentido de participación y mejores resultados tendría.

Aún con estos problemas –que son de forma– es evidente que Estadio 11 logra su objetivo de distanciarse de los resúmenes y programas de análisis tradicionales, un poco de trabajo en obtener el mayor desempeño de esos canales de comunicación con los aficionados es lo que posiblemente le pueda faltar a este programa, entregarse más a la afición que a la parte formal.

Lo invito a que le dé una chequeada a Estadio 11, ya que es un programa que está pensado para los fiebres.