Crítica de televisión: El noveno piso : malcriado

Advertencia Si usted quiere ver el show , debe tener amplio criterio.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Rompiendo la cuarta pared del respeto tácito con la audiencia.

El noveno piso es un show donde tres personajes presentan “la vida de soltero”, comentando temas de la cultura popular: los piropos, el atractivo de la mujer, la goma. Su ejecución no es realmente pulida, el uso de lenguaje transgresor es común y aparentemente lo consumen públicos jóvenes. Por su forma, se nutre de experiencias como Miembros al aire de Televisa.

Con esto en mente, si usted quiere ver el show , debe tener amplio criterio. Si las malas palabras y humor soez no forman parte de su pantalla, no lo vea. Por el contrario, si usted no censura esto, es probable que pase un rato riéndose. Segundo, si usted no quiere que lo vacilen: no llame, no comente, no participe. Es común chotear a la audiencia que entabla una relación directa con los presentadores.

El noveno piso rompe el acuerdo tácito entre presentadores y audiencia: las réplicas de los presentadores traspasan el respeto que la audiencia tradicional acostumbra, rompen ese límite, ya no de contacto sino de respeto mutuo. Es como romper la cuarta pared, no mediante el diálogo sino con el choteo.

Al dejar por fuera cualquier asomo de reflexión, la gran baza restante es la improvisación de los presentadores. El pecado del show es no moderar un tono machista que se asoma en secciones que han mostrado desde su lanzamiento como “la vecina”, “la llamada de Fabricio” (tono burlón a un personaje claramente gay) y “la nota hot ”, con Bisay Vindas que solo muestra una mujer de buen ver sin mayor tratamiento. Aún con esto la participación de mujeres jóvenes en el espacio es regular, denotando displicencia en el trato de este tópico.

En el set, usualmente se forma una camarilla entre presentadores y producción difícil de sentir como propia, una barrera con los televidentes, sean víctimas o no de las bromas del triplete. Aunque no solo se trata de hablar con sinceridad, el tono público de un programa es colectivo y no personal.

En general, los otros insumos audiovisuales no aportan mucho al avance del tema, que realmente es solo excusa para armar el programa. El Tutorial , que extrañamente se llama así, no tiene una orientación constructiva negativa o positiva, simplemente es un reflejo de relaciones de grupos que posiblemente acepten el programa sin mayor contrariedad. Es solo un sketch que no aporta más que un descanso.

¿Hace falta esto en Costa Rica? Lo que hace único a El noveno piso en el país es el lote de fanáticos que están dispuestos a llamar y participar del programa. Usualmente, se piensa que los canales de televisión deben forzosamente aportar al desarrollo educativo del país, esto es loable pero no cierto. Los medios difunden lo que según sus objetivos, cubre una población determinada y genera réditos. Por ende, alegar que este show no enseña nada y que no debería estar al aire es improcedente. Simplemente, es parte de la oferta en la libre parrilla, solo es entretenimiento.

Es importante anotar que el programa tiene un release al inicio, que en el marco institucional de canal 9 debería ser veraz y no solo un chiste. Realmente hay gente que puede sentirse ofendida por el tono de este programa y la advertencia no está de más.

Este no es un programa para una audiencia amplia, su público meta es sumamente cerrado, no todos los grupos jóvenes aceptarían su temática y verbo. Por el alcance de canal 9, El noveno piso llena un nicho vacío en el país. En este sentido, canal 9 cumple con el criterio de televisión inclusiva, pues todos se llevan su tajada.

Si usted tolera este extremo de la comunicación, debería darle una ojeada y juzgarlo usted mismo; en caso contrario, es mejor que no lo tome como parte de su agenda.