Crítica de cine: Los ojos hablan

Llega buen cine Amor y algo más

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Cuando vi la película El hijo de la novia (2001) me sorprendió de manera muy grata la emotividad con que su director, Juan José Campanella, logra narrar una historia llena de perspicacia sobre el afecto humano y la sensibilidad personal. Igual me extasió su alto nivel con la dirección actoral.

Hoy, al ver el filme El secreto de sus ojos (2009), también de Campanella, entiendo que este director tiene sabiduría, magia y sentimiento para narrar una historia de amor, tiene rigor para encuadrarla –con fino discurso– en determinado marco político y demuestra habilidad para estructurar un buen policial. Lo mejor está en la sinergia de dichos elementos.

No tengo la menor duda para señalarles que El secreto de sus ojos es una gran película, mejor: es filme excelente, más que merecedor del Óscar a mejor película extranjera que obtuvo en su oportunidad (2009) y de los premios del cine europeo, del Goya y del Bafta, en el 2010. ¡No es para menos!

Es por esas razones que sigo sin entender a los distribuidores y exhibidores de Costa Rica: la película pasó meses embodegada en nuestro país, y no es sino hasta ahora que se deciden a exhibirla, cuando ha corrido hasta por los videos. Si el filme no tiene los resultados comerciales apetecidos por ellos, me imagino que será quitado pronto de cartelera, por lo que les recomiendo a mis lectoras y lectores ir raudos a ver esta cinta a los cines.

Aún más, se trata de ir a verla aunque haya sido vista. ¿Por qué? Solo en las pantallas grandes se aprecia –en su esplendidez– el laborioso trabajo que Campanella ha tenido con la composición del encuadre y del plano, como signos puntuales de las distintas secuencias de la narración visual. Es cine exquisito, así visto.

Para ello, Campanella ha contado con el cuidadoso y enorme trabajo de fotografía de Félix Monti. El subrayado emocional viene a darlo la música. Luego tenemos la portentosa dirección de actores: son actuaciones de rica mirada, que dan sustento a los pliegues de las historias en conjunción: amorosa, política y policial.

Ricardo Darín, como siempre, es actor extraordinario. A esa altura se comporta Pablo Rago. Y Soledad Villamil llena la pantalla con la expresividad de sus ojos. En este filme las miradas, los atisbos y las contemplaciones son verdaderamente importantes. Los ojos expresan amores en silencio, pistas policiales y son indicadores de un tramo político muy difícil que Argentina ha de vivir y vivió.

Quisiera encontrar las palabras justas para convencerlos de ir a los cines a ver El secreto de sus ojos. Les aseguro que si atienden mi consejo se van a sentir muy bien, porque este es el tipo de cine que le da autoridad al fenómeno del sétimo arte. Es una película cuya autenticidad no va en vano. De ella el diario español El País dijo: “Te envuelve, te sugiere, te implica y te conmueve”.