Cinco claves para entender lo que Desperate Housewives nos legó

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Cuando hoy, a las 8 p. m., por Sony, se vea el capítulo final de la octava y última temporada de Desperate Housewives , más de uno sentirá gran nostalgia. No sólo porque no se encontrará más con esos personajes, esas amas de casa en plena desesperación, sino porque será el final de una serie que supo mezclar, a veces con desbordes, otras con justeza, el policial y los enredos propios de la telenovela.

El tan mentado final llega luego de que los niveles de audiencia en los Estados Unidos no convencieran a la cadena ABC para apostar por una novena temporada. Y era mejor que ellas, las cuatro amas de casa que estuvieron desde el primer año, allá por el 2004 –en el 2007, se incorporó Dana Delany; y, en el 2010, Vanessa Williams–, se despidieran como se debe. Quizá, para que en algún momento regresen en un filme, como ocurrió con su prima hermana Sex and the City . Algo que por ahora no sucederá como dijo su creador, Marc Cherry.

El capítulo doble que se verá esta noche en America Latina, en los Estados Unidos, alcanzó una audiencia de 11,1 millones de espectadores –lejos de los 23,7 millones a los que llegó en su primera temporada entre 2004 y 2005–.

La serie marcó un antes y un después en el modo en que la televisión miró/mostró a las mujeres, en consonancia con Sex and the City . En esta comedia dramática se trataron temas que históricamente hicieron a la feminidad como la maternidad y, sobre todo, la búsqueda de independencia por parte de la mujer.

Eso en parte explica el éxito de Desperate Housewives , pero también los siguientes razones:

1. La historia: los trapos sucios. Todo comenzó a finales de 2004, cuando, perseguida y como un acto de desesperación, Mary Alice Young (Brenda Strong) se suicida en el living de su hogar en la calle Wisteria, en los suburbios de la ficticia ciudad de Fairview. Sus vecinas, anonadas, comienzan a averiguar lo que se esconde detrás de ese acto. Desde entonces, esa fue la estructura que siguió cada una de las temporadas: un crimen del que participaba directa o indirectamente una mujer, pero como un medio para lograr un “gran” fin: proteger a su familia. En el capítulo que se verá hoy habrá varias referencias al capítulo inicial del primer año de la serie. A medida que fueron pasando las temporadas, la audiencia fue decreciendo. Y el programa, convertido en sus comienzos en un suceso, empezó a ser menos valorado por la crítica. Es más, los hechos que se sucedieron en Wisteria bordearon lo delirante: un huracán, la caída de un avión y el ataque de terroristas ecológicos; por nombrar sólo algunos. Todo podía suceder en Wisteria Lane. Y sucedió. Nada se escatimó a los fines dramáticos.

2. El creador: la marca de un “telenovelero”. Marc Cherry era un derrotado, un guionista más en la maquinaria de la industria televisiva. Estaba sin trabajo, y un día de 2002, se le ocurrió poner el ojo en el lado oscuro de las amas de casa, inspirado en y por su madre. “Estaba tan arruinado. Le debía 100.000 dólares a mi madre y hacía tres años que no tenía una entrevista de trabajo. Entonces, escribí el guión del piloto de Desperate ... y supe que sería un éxito”, afirmó. Su sello telenovelero estuvo más que presente: las protagonistas vivieron situaciones mucho más dignas de drama queens que de amas de casa reales: amoríos, odios extremos y venganzas aplastantes.

3. Las actrices: el papel de sus vidas. A cada una de las cuatro protagonistas el programa le cambió la carrera. Las colocó en un lugar de estrellas, con premios de por medio. Felicity Huffmann (Lynette Scavo), Teri Hatcher (Susan Mayer), Marcia Cross (Bree Van De Kamp) y Eva Longoria (Gabriella Solís) venían, como Cherry, en busca de una segunda oportunidad. Él explicó ese cambio de vida: “Marcia había estado en Melrose Place ; Teri, en Lois y Clark ... Felicity había trabajado, pero no lograba sobresalir. Para Eva, este era su primer gran trabajo. Desperate ... fue una segunda chance para nuestras carreras”.

4. El matriarcado. En la calle Wisteria, las que mandan son ellas. Las amas de casa son siempre mostradas con un gran poder de manipulación sobre los hombres que sucumben a sus encantos físicos, pero principalmente a los intelectuales. Aquí, los varones están construidos como seres de personalidades débiles y poco afectos a la toma de decisiones. Al mismo tiempo que la serie expone una cierta idea de liberación de la mujer, reafirma el estereotipo de ellas como objetos sexuales: las amas de casa son hermosas, delgadas y visten a la moda –una herencia de Sex and the City –.

5. Efecto rumor: los escándalos fuera del set. El prejuicio dice así: muchas mujeres juntas es para lío. A eso se aferraron los medios estadounidenses para hacer circular rumores sobre lo mal que se llevaban las protagonistas en el programa. Sin embargo, lo que dio –y da que hablar– es el juicio que Nicollette Sheridan mantuvo con Cherry. Según denunció, su personaje fue eliminado de la serie –Eddie murió electrocutada luego de un accidente automovilístico en la quinta temporada– después de que se quejara por supuestos maltratos de parte de Cherry. El juicio, finalmente, fue declarado nulo. Pero la actriz aún continúa litigando contra la productora del programa, Touchstone Television.