Bio Jamie Oliver: La revolución de los sartenes

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Un veinteañero británico recorre frenéticamente la cocina. La receta de ese día es cordero asado. Ingredientes: salvia, ajo, romero, sal, aceite de oliva, tocineta. Preparación: tome la pierna de cordero e introduzca el cuchillo en ocho puntos diferentes; después entierre su dedo en cada corte para abrir espacio. Seguidamente, triture las hierbas aromáticas en un mortero y mójelas con aceite. Tome esa mezcla de hierbas con sus propias manos y frótela vigorosamente en la carne. Dentro de los agujeros del cordero, agregue panceta, también con sus dedos (al fin de cuentas, ¿para qué sirve un tenedor?) Hornee durante dos horas.

Ese era Jamie Oliver en 1999, en el primer capítulo de The Naked Chef ( El chef al desnudo ); el cocinero que odia la obesidad; el mismo que abomina la mitad de la comida de sus contemporáneos. Este es el chef que confabula día a día contra su negocio, porque procura abnegadamente que la gente aprenda a cocinar.

Con el pelo largo y enmarañado parecía más un cantante de indie rock ; pero en realidad escribía una página nueva en la gastronomía televisiva: sin uniforme, uñas postizas, ni alargados sombreros blancos fascinó al público por su autenticidad y estilo de meter mano en sus recetas y, de vez en cuando, chuparse los dedos para probar alguna salsa.

The Naked Chef , que desde su nombre aludía a la naturalidad y simplicidad de las recetas, ganó un premio BAFTA en el 2000. A partir de entonces, la receta del éxito de Oliver estaba en el horno. Todo era cuestión de tiempo para que acabara de prepararse.

La cuchara por escuela.

Para James Trevor Oliver (1975), la cocina viene de infancia. Desde los cinco años trabajó en el pub de sus padres, The Cricketers, en el condado de Essex.

“Papá, ¿por qué yo no tengo paga como mis compañeros de colegio?”, le preguntó Jaime, de niño, a su padre. “Tendrás cuando te la ganes trabajando”, fue la respuesta de su progenitor. Cientos de platos sucios después, el cocinero desistió de la educación formal a los 16 años y se dirigió al Westminster Catering College, en Londres, para concretar la que sabía que era su vocación.

Oliver trabajó en el hotel Château, en Francia, y en el restaurante Carluccio de Londres, donde aprendió de Gennaro Contando. Los críticos de televisión y biógrafos de Oliver, Tim Ewbank y Stafford Hildred, señalan que de allí proviene la influencia de la comida italiana que se entrevé en sus libros de recetas.

Mientras trabajaba en Carluccio, Jamie se dejó encantar con un libro que habría de cambiarle la vida: The River Café Cook Book . Decidió que la próxima escala sería la cafetería que inspiró el libro, a orillas del río Támesis. Fue allí donde los productores de la BBC se toparon con el muchacho que sería el chef más rico del mundo, poseedor de una fortuna de 172 millones de dólares.

Después de la fama obtenida con The Naked Chef , Oliver publicó un libro con el mismo nombre, cuyo éxito se cocinó en microondas: rápidamente llegó a ser el más vendido en el Reino Unido. El programa tuvo dos secuelas, cada una con su libro correspondiente.

Luego de esa serie, Jamie se convirtió en una celebridad en la Gran Bretaña, y conquistó otras latitudes con sus programas sucesivos, como Jamie's Kitchen ( La cocina de Jamie , 2002), Jamie's 30 Minute Meals ( Las recetas de 30 minutos de Jamie , 2011) y Jamie's 15 Minute Meals ( Las recetas de 15 minutos de Jamie , 2013).

El deseo de Jamie.

Al británico no le bastó con contagiar a millones de televidentes con el gusto por la cocina: también quería mostrar el poder transformador de la gastronomía. A finales del 2001 creó el Fifteen, un negocio que tiene tanto de lucrativo como de filantrópico. A él, cada año entran 15 jóvenes poco privilegiados que saldrán, 12 meses después, convertidos en chefs.

También promovió la producción de alimentos orgánicos a través de la pantalla chica. Entre el 2006 y el 2007, Jamie filmó una serie y escribió el libro Jamie at Home , cuya locación era su propia granja, ubicada en Essex, y sus invitados en la mesa, su esposa y sus hijas.

En el 2004 sembró la semilla de su proyecto más ambicioso. Motivado por llevar comida sana a las escuelas inició una campaña que recolectó 271.677 firmas, incitó al gobierno a brindar 280 millones de libras esterlinas a la alimentación de los centros educativos; aunque sus esfuerzos vinieron acompañados de aguerridas campañas en su contra.

“Me alegré de la protesta. Esas madres que pasaban a sus hijos hamburguesas y papas fritas por la verja del colegio ilustraron mejor que yo la gravedad del problema”, manifestó Oliver en una entrevista concedida a El País en el 2006.

Su campaña se reflejó en el documental School Dinners (2005), y le abrió la puerta para replicar el proyecto en los Estados Unidos, un lugar imprescindible para convertirse en un fenómeno mediático mundial.

Jamie Oliver's Food Revolution ( La revolución de la comida de Jamie Oliver ) se transmitió en la cadena ABC en el 2005 y llegó a ser visto por 7,5 millones de personas. Los capítulos se desarrollaban en Huntington, en Virginia del Oeste, denominada como “la ciudad menos saludable de Norteamérica”.

El chef se convirtió en un David de que lucha contra el Goliat de la obesidad y la comida procesada. Cada 16 de mayo, la Fundación Jamie Oliver celebra el Food Revolution Day, en honor a estos anhelos (ver recuadro).

Alrededor del británico se creó un mito, con el cual hasta ha surgido una noticia falsa, en la que se asegura que le ganó una demanda a McDonald’s.

Oliver demostró que la cadena de comida rápida utilizaba hidróxido de amoníaco para lavar la carne de mala calidad de sus productos. Pero la empresa anunció haber cambiado el procedimiento sin siquiera llegar a los tribunales.

El pelo en la sopa.

Con tantas miradas encima, las críticas para Jamie no tardaron en aparecer. Las primeras llegaron por parte de aquellos que consideraron inalcanzable su interés por mejorar la calidad de la comida. Otros vieron el punto grasoso en su cruzada saludable.

Unos de sus libros, Las comidas en 30 minutos de Jamie , fue calificado como uno de los cinco más perjudiciales para la salud de 2012 por la asociación médica estadounidense Physicians Commitee for Responsible Medicine. El culpable era un sándwich de albóndigas con más de mil calorías; así como el doble de colesterol, sodio y grasas saturadas que un Big Mac.

Para sus voceros, aquel platillo tan solo era un sabroso gusto ocasional; para otros era una contradicción imperdonable a los principios pregonados por el chef. Recientemente, algunos han sugerido que, tras protagonizar más de 23 programas, escribir 15 libros de cocina y abrir 48 restaurantes, el cocinero ya no da abasto. La cazuela de Jamie se está desbordando.

A finales del año pasado, uno de los restaurantes de Jaime cerró inmediatamente después de una inspección sanitaria. Meses después, The Times reveló que la clausura se debió a que encontraron excremento de ratón, carne enmohecida y ternero que había sobrepasado su fecha de caducidad.

A pesar de las críticas, el chef no para. Hace algunas semanas inició en el Reino Unido la segunda temporada de Jamie's Money-Saving Meals , y anunció su primer programa en Canadá, que se empezará a transmitir en otoño.

Mientras haya un niño que desayune pizza o coma papas fritas en la escuela, habrá trabajo por hacer.