‘Better call Saul!’: Saul Goodman regresa al estrado

El abogado corrupto más querido de la televisión regresa con su propia serie, Better call Saul! para contar, desde su perspectiva, el antes, durante y después de Breaking Bad, el show que le dio su nombre y su carrera. De estreno en Netflix

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Agitado, Jimmy McGill recoge los cabellos rubios y grasosos que le cubren el rostro. Toma sus maletas, sube las gradas y se interna en la oscuridad y el olvido.

Detrás de él queda un alicaído Walter White, el cliente más problemático de su vida, el que acabó con su medianamente exitosa carrera como abogado medianamente legal, la que le dio su nombre artístico, su alias, su personalidad: Saul Goodman.

Dicha escena, que apareció al inicio de Granite State —penúltimo capítulo de Breaking Bad — fue la última ocasión en que los espectadores vimos a Goodman quien, desde el 2009, en la segunda temporada, se convirtió en una pieza fundamental del ajedrez que durante cinco años y 62 episodios jugaron Vince Gilligan y Bryan Cranston, creador y protagonista de la laureada serie que concluyó en setiembre del 2013.

Año y medio ha transcurrido desde entonces; año y medio de rumores, especulaciones, anhelos y dudas que apuntaban a que Saul tendría su propia serie.

A partir de la próxima semana, el ruido se hará realidad, con el estreno mundial —por obra y gracia de Netflix— de Better call Saul! , serie derivada — spin off , en argot anglo— de Breaking Bad y uno de los estrenos televisiva que más expectativas han generado iniciando el 2015.

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Profesional del crimen. Saul Goodman es el terror de todo sistema legal.

Goodman es la piraña que conoce cada recoveco, cada agujero, cada apertura para salirse con la suya, incluso en los momentos más angustiantes. El hombre es la corrupción personificada: el abogado que hace malabares con las leyes y, de formas que parecen mágicas, saca de apuros a los más oscuros criminales.

Pero ese talento no le llegó de gratis. Better call Saul! es la historia de cómo Jimmy McGill se convirtió en Saul Goodman.

Escenificada seis años antes de las acciones de Breaking Bad , la nueva serie producida por AMC cuenta los humildes y problemáticos orígenes de McGill, por entonces un abogado de poca monta que busca labrarse un nombre, procurarse un mejor destino y, de paso, pagar las deudas y sobrevivir hasta fin de mes.

McGill es un abogado salido de una caricatura.

Practica sus monólogos una y otra vez frente al espejo, en el baño del juzgado. Sus apariciones en los juicios son rimbombantes y efectistas —aunque poco efectivas, lo que explica el pobre desempeño de su carrera legal—.

Su mal paso solo es acentuado por el éxito de su hermano mayor, Chuck, quien es socio de una de las firmas de abogados más prestigiosas de Albuquerque, la ciudad más populosa del estado de Nuevo México, donde se desarrolla la acción de la serie –también fue la casa de Breaking Bad –.

Chuck, personificado por el actor Michael McKean, es el yang que complementa el ying de Jimmy.

Su brillantez solo se equipara a su robustez moral, pues cree, con fiereza, que el camino correcto es la única vía —la única honorable, cuando menos— para encontrar el éxito.

Su vida, sin embargo, no es tan amable como su filosofía: una inusual enfermedad, de la que poco se sabe, le dificulta las cosas y le impide llevar una vida por completo normal.

La dinámica de ambos hermanos —el bueno y el malo, el exitoso y el mediocre, el de honradez admirable y el que está dispuesto a hacer lo que sea necesario para salir de sus penurias económicas y sociales— se trunca cuando, por casualidad, Jimmy conoce a Mike Ehrmentraut.

El veterano actor Jonathan Banks es quien da vida y voz a Mike, uno de los personajes más queridos y recordados por los seguidores de Breaking Bad , quienes lo conocieron como un astuto matón, empleado por uno de los mayores traficantes de droga que aparecieron en la serie.

Cuando Mike y Jimmy se conocen, sin embargo, la situación es distinta.

En ese momento, Mike trabaja como encargado de cobrar el estacionamiento del juzgado de Albuquerque e intenta llevar una vida tranquila y discreta. No por gusto, claro, sino como una respuesta estratégica a su pasado reciente.

Luego de desempeñarse durante largos años como policía en Filadelfia, el retiro le llegó por anticipado debido a una serie de eventos oscuros que Ehrmantraut prefiere y procura mantener ocultos en el pasado. Así las cosas, Mike se muda al suroeste, consigue su aburrido trabajo de cobrador y procura mantenerse cercano a su nieta.

Un buen día, sin embargo, la vida pega un giro de 180 grados, cuando un patán intenta colarse en el estacionamiento sin pagar el peaje, míseros tres dólares o tal vez un poco más. Es entonces cuando el carácter duro, regio, de Mike reaparece. El patán, por supuesto, no podía ser otro que Jimmy McGill, el futuro Saul Goodman.

Aquel inicio amargo marca el tono de su relación; una que, sin embargo, se mantendría cercana durante años, a medida que ambos se internan en el mundo de la paralegalidad, esa oscura zona donde los ojos que no ven son la careta de una billetera que sí siente: un mundo criminal en el que ambos, en lo suyo, resultan ser mucho mejores de lo que hubiera creído —o querido creer—.

Llamada al estrado. En las cuatro temporadas que compartieron en escena, Saul Goodman fue, entre muchas cosas, consejero de Walter White. Fuera de la pantalla, los papeles al menos una vez se inviertieron.

Según relata Vulture , uno de los blogs de la revista New York , una tarde de diciembre del 2013, Bob Odenkirk se sentó a conversar con Bryan Cranston, porque quería que este le asesorara. No se trataba, como en un principio creyó Cranston, de consejo profesional. Odenkirk no buscaba tips de actuación ni una palmada en la espalda.

Su duda iba por otro lado. “¿Cómo lo hacés?”, preguntó al protagonista de Breaking Bad , papel por cuya interpretación ganó tres premios Emmy como mejor actor en un drama televisivo. “No buscaba consejos teóricos ni nada de eso”, contó Odenkirk a Vulture . “Tuve que pedirle que me contara, literalmente, cómo transcurre el día de un protagonista de una serie”.

Odenkirk, de 52 años, es reconocido como un maestro de la comedia estadounidense. Su presencia en televisión es de larga data. Inició su paso por la pantalla chica detrás de las máquinas de escribir, como guionista del eterno programa de variedades Saturday Night Live . Pronto encontró espacio frente a la cámara también. No hacía falta que Odenkirk buscara la comedia: la comedia lo encontraba a él.

Además de trabajar en televisión, el mítico actor también ha tenido papeles diversos en una docena de películas —en cuenta Nebraska , cinta nominada a mejor película en los premios Óscar del año pasado—, ha publicado un disco de comedia en vivo y ha publicado un par de libros de relatos.

Nunca antes, sin embargo, había tenido sobre sus hombros el peso de ser el rostro de una serie. Menos aún una que generase semejante expectativa.

Según relata Vulture , la respuesta de Bryan Cranston para Odenkirk fue: “Te despertás, vas al set, hacés tu trabajo. Te llevás a casa la comida que te dan porque estás demasiado cansado como para buscar tu propia cena, y estudiás tus líneas para el siguiente día”.

Odenkirk estaba listo para asumir esa rutina en nombre de Saul Goodman.

El elenco de la serie lo completan los ya mencionados McKean y Banks como acompañantes en los engranajes que mueven la trama hacia adelante.

Además están presentes otros actores de menor trayectoria pero abundante potencial, como Rhea Seehorn, Michael Mando y Patrick Fabian.

Mejor llamá a Saúl. La última vez que vimos a Saul Goodman, su carrera estaba reducida a añicos.

Ese coche suicida llamado Walter White había acabado con su carrera como abogado criminal —con la segunda palabra subrayada— y lo había obligado a dejarlo todo atrás con tal de escapar de la justicia o de algo peor.

Better call Saul! se construye a partir de los jirones de memoria que le restan a Goodman de sus días de gloria.

Esa es la premisa sobre la que se monta la serie, una precuela con trampa que pretende hacer lo que le venga en gana con el tiempo cronológico y contar, a su gusto, con el sello particular de Vince Gilligan, el antes, durante y después de Breaking Bad desde la perspectiva del corrupto abogado.

Saul Goodman tiene las maletas listas para un nuevo viaje: uno hacia su pasado. A nosotros, sus seguidores, nos toca acompañarlo. ¿Sobreviviremos?